Una treintena de alcaldes aragoneses llevan tres y hasta cuatro décadas en el cargo de forma ininterrumpida. La mayoría de ellos fueron elegidos por primera vez durante la Transición, pero algunos ya eran regidores bajo el franquismo, pese a lo cual lograron adaptarse a las nuevas circunstancias al ganar en las urnas el apoyo de su conciudadanos.

Este es el caso de Esmeraldo Marzo, de 71 años y alcalde de Mainar, en la comarca de Daroca. "Yo entré a dedo", reconoce sin complejos, "y ya llevo 42 años en el cargo, el que más de Zaragoza". "El anterior alcalde trataba de convencerme y, al final, mi nombre figuraba en la terna que se presentó al Gobierno Civil", recuerda.

En tantos años, Marzo ha tenido tiempo de cambiar el pueblo, dentro de las posiblidades presupuestarias de un núcleo de 160 habitantes. Mandó restaurar el ayuntamiento, ha construido un albergue y un complejo deportivo y el propio municipio asumió la rehabilitación de la torre mudéjar de la iglesia.

Distinta senda siguió Martín Llanas, el actual alcalde socialista de Épila. Él no empezó de alcalde con el PSOE. En las primeras elecciones democráticas, celebradas el 3 de abril de 1979, figuraba como cabeza de lista en na candidatura independiente con la que alcanzó el máximo poder municipal. Sin embargo, en 1982 se afilió al Partido Socialista, "después del golpe de Estado de Tejero", y desde aquella fecha se ha presentado por el PSOE a todas las elecciones locales que se han organizado en España.

En todas ellas ha ganado, unas veces holgadamente, como en 1999 (8 de 11 concejales), y otras de forma más ajustada, como en el 2003, cuando obtuvo cinco ediles. Claro que en 1979 solo logró cuatro y tuvo que aliarse con los dos del Partido Comunista para conquistar el puesto de alcalde de Épila.

En sus casi cuatro décadas de máxima figura municipal, Llanas ha transformado Épila. "Cuando entré faltaban muchas cosas", dice. "Había que pavimentar calles, poner alumbrado y mejorar el suministro de agua", enumera. "Hemos pasado del agua turbia de antes al agua del Pirineo a través de Yesa". Así resume Llanas su paso por la alcaldía, aunque también está orgulloso de la escuela infantil, la reforma del palacio del Conde de Aranda y la construcción de la torre que faltaba en la iglesia. Llanas ya no se presentará en estas elecciones y deja paso a Jesús Bazán. Ayer, precisamente, se le rindió homenaje en la presentación de la nueva candidatura.

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Gregorio Benedí, de 71 años y regidor de Plasencia de Jalón, también entró en política con la democracia. Se ha mantenido en el cargo durante 36 años, al igual que Martín Llanas, pero en su caso ha pasado de un partido a otro hasta recalar en el PP. "Empecé con la Unión de Centro Democrático de Adolfo Suárez, pasé a Alianza Popular y después seguí con el Partido Popular", explica.

Siempre ha gobernado con cómodas mayorías, con entre cinco y siete concejales de un total de siete. "Volveré a presentarme", asegura Benedí, que se enorgullece del nuevo ayuntamiento.

Antonio Escalona, por su parte, ha sido alcalde de Bielsa, por el PSOE, durante 36 años, "siempre con mayoría absoluta". Este año no repite. Ahora considera que ya es tiempo de pasar el testigo, pero lo hace agradeciendo la "confianza" que los vecinos han depositado en él elección tras elección, hasta completar nueve citas electorales.

Escalona ha luchado toda su vida por mejorar las comunicaciones de Bielsa. Dos de sus empeños, la apertura del túnel Bielsa-Aragnouet durante todo el año y la variante de Abizanda, son ya realidades que favorecen la economía del Sobrarbe.

Tampoco se presentará a las elecciones Ángel Tomás, alcalde de Urrea de Gaén, en Teruel. "Llevo 32 años en el cargo y considero que ha llegado el momento de dejar paso a otra generación más joven, con otras ilusiones e ideas nuevas", afirma el regidor, que ha dirigido el consistorio durante 32 años.

Además, Tomás considera que, conforme pasa el tiempo, le resulta más difícil compaginar su trabajo en una empresa privada con la dedicación a los asuntos públicos. Los peores momentos de su mandato, dice, han llegado recientemente, a raíz del accidente del avión de Germanwings en los Alpes franceses, ya que en el aparato volaban dos empresarios de Urrea de Gaén.

Un caso infrecuente es el del socialista José Evaristo Cabistañ, alcalde de Torrente de Cinca. Lleva 32 años ininterrumpidos con la vara de mando y ya se puede decir que lo seguirá siendo durante otros cuatro años más.

Antes de celebrarse las elecciones, ya las ha ganado porque la oposición (PP y PAR) no han conseguido articular una candidatura que le haga frente el 24 de mayo. «Esto no es lo habitual», comenta Cabistañ. «En todas las elecciones ha habido mucha lucha por conseguir este ayuntamiento », subraya. Claro que Torrente tampoco es un pueblo como los demás.

Curiosamente, al contrario que la mayoría de los municipios rurales de Aragón, no solo no pierde habitantes, sino que los gana. «Estamos cerca de Cataluña, entre Mequinenza y Fraga, lo cual nos ayuda mucho», reconoce. Y no solo eso. Por el término de Torrente de Cinca pasa la autopista AP-2, el gran eje entre Madrid y Barcelona vía Zaragoza.

Además, su sector agrícola es floreciente y Cabistañ quiere reforzarlo todavía más con la transformación en regadío de una zona de monte de 600 hectáreas.