Hoy, más 20 años después de que la Alta Velocidad Española alcanzase Sevilla, y algo más de nueve de que hiciera lo propio con Zaragoza, se inaugura el tramo de Barcelona a Figueras. Con él, el AVE alcanza al fin la frontera francesa, un hito que estaba anunciado para el 2009. En el viaje inaugural, además de autoridades catalanas, estarán presentes el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el príncipe Felipe. Mañana comenzará la explotación comercial de la línea, especialmente esperada en Gerona, la última de las capitales catalanas que faltaba de conectar a la red ferroviaria moderna.

La conexión de ancho de vía internacional permitirá un gran desarrollo comercial y turístico, pero será difícil que compense la mastodóntica inversión que ha acometido el Gobierno español en esta infraestructura. España cuenta desde ahora con 2.238 kilómetros de vías de alta velocidad, solo superada (por 150 kilómetros) por Japón, y China, en primer lugar, con casi 6.400.

Lo más preocupante es el rendimiento que se saca a estas vías. La red española, un 25% más extensa que la francesa, solo transporta al año un 15% de los viajeros de esta. La diferencia en el rendimiento de los trenes es aún más escandalosa. Según un estudio del diputado Pere Macias y la periodista Gemma Aguilera, un TGV francés cubre 632.657 kilómetros diarios de media, mientras un S-103 de Renfe se queda en 373.077.

Aún así, el impulso de los sucesivos gobiernos a la infraestructura ha sido constante, y no parece que vaya a frenarse. Para este año, el Ministerio de Fomento dedica un 71% de su prespuesto al AVE, desoyendo a los expertos que alertan de su desproporción. La red gallega recibe para el 2013 1.079 millones de euros y el corredor mediterráneo, 1.019 millones.

En el lado positivo, el año pasado, el trayecto entre Madrid y Barcelona superó los cinco millones de pasajeros, la mitad de los cuales hicieron el viaje directo. Lo que sí ha conseguido el AVE es superar por fin al avión, con una cuota de mercado del 51% el año pasado.

Para intentar aumentar la cuota, los responsables de Renfe han lanzado diversas ofertas a lo largo del tiempo. En Aragón, la última ha sido los bonos para viajar desde Calatayud, una vieja reivindicación de la ciudad.