Bahnhof, un espacio único en Zaragoza donde podrás disfrutar de la moda y la cultura urbana

Víctor, su propietario, aprovechó la pandemia para cocinar a fuego lento un proyecto que se ha hecho realidad hace un par de meses. Junto a su socio Diego, han creado la marca de ropa "Culo Fresco"

Cada vez son menos los comercios que pueden presumir de haber sobrevivido a la crisis del 2008 y a una pandemia que obligó al cierre masivo de establecimientos en Zaragoza. Sin embargo, para hacer frente al modelo de cambio en el comercio que azota a la sociedad, todavía existen negocios que ha logrado reinventarse para mantener su esencia y ofrecer al cliente una experiencia única y que sirva de distinción con el resto.

No podemos dejar de lado la alta competencia que tiene el pequeño negocio con las grandes zonas comerciales y franquicias. Estas acaparan una mayor oferta provocando que las tiendas de toda la vida estén obligadas a vivir un cambio constante para seguir a flote. Afortunadamente, todavía hay locales icónicos donde traspasar la puerta te adentrará en una vivencia única e irrepetible. Lugares con encanto donde en un mismo espacio conviven productos gourmet y textiles con una figura de E.T. El extraterrestre.

Bahnhof, situado en el número 46 de José María Lacarra de Miguel, en pleno corazón de Zaragoza, es un claro ejemplo de estos establecimientos únicos. Este espacio combina una amplia gama de productos cuidadosamente seleccionados, que reflejan el espíritu y la pasión de su dueño, Víctor. “Yo vendo únicamente lo que a mí me gusta. La selección de producto es personal. Esto hace que el espacio tenga un alma muy diferenciadora, no hay otro igual en Zaragoza. Cualquier espacio que tenga alma va a ser único”, comenta el propietario de Bahnhof.

Bahnhof, la tienda de Zaragoza donde la fantasía se hace realidad

Bahnhof, la tienda de Zaragoza donde la fantasía se hace realidad / Josema Molina

El nombre de la tienda, estación en alemán, ya nos hace indicar que nos encontramos ante algo distinto al resto. Un lugar donde Víctor se encarga de elegir con mimo cada producto que pone a la venta, aunque para él hay algo más importante: “Hay mucha gente que entra atraída por el espacio. No me quedo con el producto que pongo a la venta sino con la gente que viene”.

En tiempos donde emprender es una tarea tediosa y delicada, tener claras tus ideas para seguir estando presente en el tiempo se antoja clave para sobrevivir entre tiburones. “Con lo bueno y lo malo, esto es una proyección de mí mismo. Es difícil definirlo. Bahnhof es un espacio que ha acabado siendo una prolongación de su dueño. Lo bueno que tiene es su poder de transformación. Todos tenemos que ir creciendo y mejorando”.

La evolución del comercio y la moda en Zaragoza

La zona centro de Zaragoza vive envuelta en un momento de impasse y dudas. Las grandes franquicias están abandonando y dejando desiertas calles como el paseo Damas, algo que, en cierta medida, afecta directamente al resto de tiendas colindantes como es el caso de Bahnhof. “La ruta comercial ya no existe y los hábitos de comercio y consumo han cambiado. Todo el mundo utiliza el teléfono para comprar. Esto es algo tan sencillo que nos ha acercado cualquier producto a nuestra mano”, comenta Víctor. 

Zaragoza era una ciudad más moderna en la década de los 80 y a principios de este siglo que ahora

El desarrollo de la tecnología, las nuevas formas de comprar a través de páginas webs o la facilidad de tener todo en nuestra mano con un simple toque de pantalla han sido las principales causas de que el número de ventas físicas ha disminuido considerablemente respecto a años anteriores. Por ende, esto también ha afectado a tiendas como Bahnhof aunque para Víctor “se sigue vendiendo pero de una manera totalmente distinta”.

La evolución del comercio no ha sido lo único que ha cambiado en la capital aragonesa. La moda también ha vivido un proceso de transformación marcado por una fuerte crisis creativa y las tendencias efímeras. "Yo abro la tienda en 2006 y la gente vestía con más estilo. Zaragoza era una ciudad más moderna en la década de los 80 y a principios de este siglo que ahora", lamenta. Este problema viene de largo. Cada vez es más difícil encontrar a alguien que marque tendencia o vista de una manera distinta, porque como dice el propietario de Bahnhof "estamos en un momento de uniformidad donde todo es la copia de la copia".

La creación de “Culo Fresco”

La pandemia echo al traste muchos proyectos que iban a ver la luz, pero también sirvió para que otras iniciativas se comenzarán a cocinar a fuego lento. Algo así le paso a Víctor cuando decidió lanzar su propia marca de ropa junto a su socio, Diego: “Llevo casi 20 años en el sector textil, analizando y viendo moda. Siempre tuve claro que debía tener mi propia marca”.

Así nace “Culo Fresco”, una marca con un mensaje minimalista sin pretensiones, con una fuerza creativa simple y directa que opera desde la más honesta coherencia vital. A la hora de poner este proyecto en marcha, Víctor utilizo Bahnhof para poner este lema serigrafiado en las bolsas de su tienda. Un sondeo con el que comprobó cómo, poco a poco, los clientes iban coleccionando sus bolsas.

Bahnhof, la tienda de Zaragoza donde la fantasía se hace realidad

Bahnhof, la tienda de Zaragoza donde la fantasía se hace realidad / Josema Molina

“Hice un experimento y vi como en cualquier lugar del mundo la gente se reía al ver las camisetas de “Culo Fresco”. Es la única marca en el mundo que no necesita discurso. Todas están buscando como un discurso permanente. Las cosas que merecen la peno no lo necesitan. Culo fresco es el discurso en sí mismo”, explica.

Los proyectos necesitan ser adornados con “diatribas llenas de fuegos de artificio para justificar su carencia total de alma”. El oportunismo en mayúsculas ha transformado la esencia de los negocios y “se ha dejado a un lado la esencia vital de todo lo importante”.

De bolsas a camisetas o sudaderas, la marca lleva en pie un año y ya han comenzado a hacer las primeras colaboraciones con artistas. Antes la gente la conocía por Bahnhof, pero ahora tiene su propio sello. Víctor no quiere pasar de largo lo “carísimo que es construir y producir”, ya que son muchas “las personas que acaban creando una marca y muere al tiempo”.