El Gobierno de Aragón ha decidido abordar con rapidez el grave problema ambiental que representa el vertedero de Sardas, en Sabiñánigo, uno de los tres enclaves donde todavía quedan restos de la fabricación del insecticida lindano, causante de la duradera contaminación del río Gállego.

El Boletín Oficial de Aragón publicó ayer una orden según la cual se declara de utilidad pública y la urgencia de las obras incluidas en el proyecto de construcción de la remodelación de la balsa de lixiviados en el vertedero de Sardas, enclavado entre la actual variante de la N-330 y el embalse de Sabiñánigo.

El objeto de la resolución no es otro que facilitar la expropiación forzosa de los terrenos necesarios para llevar a cabo las obras, en el caso de que fuera necesario llegar a este extremo al no haber acuerdo con los propietarios.

JUNTO A UNA PRESA

En la actualidad, en el vertedero de Sardas ya se han llevado a cabo acciones para contener la contaminación, desde la impermeabilización superficial a la ejecución de sondeos para el bombeo y depuración de lixiviados e infraestructuras para la captación y depuración de escorrentías.

A diferencia del vertedero de Bailín, situado a unos dos kilómetros del núcleo urbano de Sabiñánigo, Sardas se halla en las inmediaciones de la zona industrial de la localidad del Alto Gállego.

Al hallarse muy cerca de una presa, todavía sea más urgente su eliminación, dado que los líquidos que se forman por la maceración de las basuras penetran en la tierra y se pueden filtrar en el agua, como ha denunciado en más de una ocasión la organización Ecologistas en Acción.