El Gobierno de Aragón se ha fijado en los suelos de la antigua estación del Portillo para dar una solución de futuro a la movilidad de Zaragoza y de los municipios del área metropolitana. Ahora que se han marcado las directrices del futuro plan que reordenará las líneas de autobús, el Consorcio de Transportes se plantea un aparcamiento en superficie y este es el espacio idóneo para el futuro intercambiador que se pretende en el entorno.

Según su director gerente, Juan Ortiz, este «cuenta con las dimensiones adecuadas, apenas requeriría de intervención (y de desembolso económico) con la construcción de edificios nuevos o realizar obras en el subsuelo, y su ubicación es perfecta». Para la pretendida intermodalidad, a pocos metros del Cercanías y del paseo María Agustín, por el que pasan numerosas líneas de autobús urbano y, lo que es más importante para el futuro, por donde Zaragoza ha elegido que pase la futura línea 2 del tranvía.

Pero desde el Consorcio de Transporte también destacan que la decisión no está tomada porque, entre otras cosas, antes de ello sería necesario trasladar una propuesta formal al titular de este aparcamiento, el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), que no se ha hecho (todavía), y después alcanzar un acuerdo entre las administraciones para concretar la cesión del suelo o la utilización. Y eso, con Adif, no siempre es fácil.

EN OBRAS

Mientras tanto, el gestor ferroviario se encuentra estos días ejecutando trabajos en este aparcamiento. No en superficie, junto a la entrada principal de la antigua estación, sino en la parte inferior, la zona por la que acceden hoy los trabajadores que todavía operan desde la vieja terminal.

Un contrato de 204.000 euros por el que se va a ejecutar el «apeo definitivo» de la losa de hormigón que le separa de la superficie más visible. Efectivamente, decenas de puntales pueblan este viejo aparcamiento semisoterrado que ya tuvo problemas de seguridad durante la construcción del Caixafórum. «Los trabajos comenzaron a finales de enero y está previsto que concluyan antes de marzo», explicaron a este diario fuentes oficiales del gestor ferroviario.

Se trata de unos trabajos, apostillaron, que buscan «garantizar la estabilidad de las estructura que sujeta la losa». Aunque también añadieron que no se encargaron porque hubiera problemas de seguridad o deficiencias que amenazaran con males mayores. De hecho, tan definitivo quieren que sea el apeo que en el mismo contrato han incluido el mantenimiento del mismo para los próximos 120 meses, es decir, diez años de garantía.

Eso no incluye la creación de una miniestación para autobuses en pleno centro de la ciudad. Aunque es lógico que cuando esta propuesta se plantee, habrá que realizar numerosos estudios previos que marcarán las obras a ejecutar para acondicionarlo como intercambiador y, con ellas, el coste definitivo de elegir este emplazamiento.

Ahora lo que se plantea es más la potencial demanda que absorbería establecer en este entorno una terminal para autobuses que sea capaz de convertirse en parada para todas las líneas del corredor norte y el oeste --el que va por la autovía de Logroño--, un total de 14 con hasta 542 expediciones y 4,1 millones de viajeros cada año. Un punto de referencia importante en la movilidad metropolitana, el que más demanda tendría de los tres intercambiadores que plantea crear el Consorcio de Transportes en Zaragoza.

A MEDIO Y LARGO PLAZO

El problema de estos planes, como el de las propias directrices o del futuro plan de movilidad de zaragoza, son los plazos para cumplir los objetivos. Sin el plan de la capital será difícil iniciar contactos por el Portillo o impulsar algunas de las estrategias que se marca el Consorcio. Y sin tranvía, la intermodalidad se queda coja. Aunque también se consiga acercar otro objetivo: conectar mejor la estación del Portillo con el área metropolitana. Para ella este intercambiador también puede ser una herramienta indispensable. Aunque el entorno ofrece numerosas posibilidades.

De hecho, este año en el presupuesto del Consorcio solo hay dinero para encargar un estudio informativo sobre las posibles ubicaciones de los intercambiadores, explicó Ortiz, para quien este aparcamiento «se parece mucho» al que pretenden.