El affaire Gran Scala es un buen ejemplo de lo que puede pasar cuando no se tiene un proyecto coherente para un territorio y se está dispuesto a apoyar cualquier propuesta que genere una percepción (real o no) de creación de puestos de trabajo". Esa es una de las conclusiones a las que ha llegado, tras analizar el proceso de ascensión y fiasco de la idea del macrocomplejo de casinos y parques temáticos, Ecología y Desarrollo (Ecodes), que ha recogido las reflexiones de diez líderes de opinión de la sociedad civil aragonesa. Todos ellos instan a aprender de los errores de estos años en torno a la fracasada iniciativa.

"Ya podemos decir que el proyecto está acabado", indicó ayer Ecodes en un comunicado, en el que destacó que "Aragón tiene que tener una estrategia económica clara basada en nuestras fortalezas diferenciales" y recordó el proverbio que reza: "No hay viento favorable para el que no sabe dónde va".

Ecología y Desarrollo considera que "es hora de apostar por la economía real al servicio de las personas y huir de esa expresión tan acertada de la economía de casino que nos ha metido en la crisis que ahora sufrimos". En este sentido, considera "un buen ejemplo de un proceder totalmente erróneo" la actuación del anterior Gobierno de Aragón en el episodio de Gran Scala, que incluyó actuaciones "obscenas, como la de legislar a la carta a inversores golondrina de muy dudosa reputación".

OPINIONES Todos los interlocutores de Ecodes se muestran críticos tanto con la idea de Gran Scala como con la actuación de las autoridades que la apoyaron.

Así, José Luis Marqués, consejero de Ecología y Desarrollo, considera que la iniciativa del complejo de juego y ocio "ha sido una especie de sublimación de la cultura del pelotazo, que ha fracasado por la situación de crisis global. Esperemos que la experiencia nos proteja de otras situaciones mágicas". El secretario general de CCOO Aragón, Julián Buey, concluye que "el proyecto se ha revelado como una virtualidad que no basa su desarrollo en el aprovechamiento sostenible de recursos propios y se ha desinflado con la misma burbuja con la que surgió".

José Vicente, director terapéutico de la asociación de rehabilitaicón de ludópatas Azajer, pone el acento en la "cerrazón" con la que actuaron algunos políticos, una postura ante la que "a veces no es suficiente el peso de la razón y de la verdad", aunque, en este caso, ambas fueron "tozudas" y terminaron imponiéndose gracias a "la acción conjunta y solidaria de los actores sociales y los afectados".

Algo similar opina Rosa Arqué, miembro de Stop Gran Scala Baix Cinca, quien recuerda grandes decepciones "porque tuve que tragar saliva cada vez que ILD (la promotora de Gran Scala) daba un paso y el Gobierno de Aragón aplaudía" y "porque tuve que indignarme ante la indiferencia y la connivencia de muchos y muchas".

Por último, Paco Iturbe, divulgador ambiental y miembro de Ecologistas en Acción, destaca que "el proyecto Gran Scala arrasaba el valioso paisaje y se basaba en el derroche de agua y una energía muy necesarias. Algo inaceptable e irreal".