Las XXII Jornadas de Derecho de Aguas comenzaron ayer en la capital aragonesa con la vista puesta en analizar las sequías y las inundaciones, fenómenos hidrológicos extremos que requieren planificación y que todos los actores implicados -usuarios y administraciones- se coordinen convenientemente para minimizar su impacto. Estas jornadas, organizadas por la Confederación Hidrológica del Ebro (CHE) y la Universidad de Zaragoza, reunen desde ayer a expertos en Zaragoza hasta hoy, cuando concluirá la actividad.

Su coordinador, Antonio Embid, la responsable del área de Hidrología y Cauces de la CHE, María Luisa Moreno, el jefe de servicio de la oficina de Planificación Hidrológica, Rogelio Galván, y el catedrático de Derecho Financiero y Tributario, Ismael Jiménez, explicaron, momentos antes de comenzar las jornadas, los planes para hacer frente a estas situaciones que contempla la confederación: el de Gestión de Riesgo de Inundación en la cuenca del Ebro (Pgriebro) y el especial de actuación en situación de alerta o eventual sequía.

El primero de ellos, aprobado en el 2016, es la tercera parte de unos trabajos que han incluido la evaluación de riesgos, la elaboración de mapas de peligrosidad y la compilación de medidas. Todo ello bajo un prisma que entiende que la protección absoluta ante las avenidas no es posible y el trabajo ha de centrarse en minimizar los efectos negativos. Para ello, promueve la coordinación entre administraciones y la concienciación social, de manera que contempla la prevención, la protección, la preparación y la recuperación.

Sobre dragados y limpiezas para mitigar el problema, Moreno señaló que las medidas «han de ser consensuadas» y «no solamente un dragado», que puede resultar «puntualmente» la más adecuada en alguna situación.