Los vecinos de la comarca aragonesa de las Cinco Villas afectados por el incendio declarado el pasado sábado intentan salir adelante y enfrentarse al panorama desolador que ha dejado el desastre, que además del daño medioambiental les ha causado un fuerte impacto emocional.

El incendio, declarado en Luna (Zaragoza), obligó el sábado a desalojar a unos 1.500 vecinos de los municipios de Biota y su pedanía Malpica de Arba, Farasdués, Asín y Orés y a 26 ancianos de dos residencias de la tercera edad y ha afectado a 13.500 hectáreas de arbolado y cultivos.

El incendio ha dejado la zona totalmente arrasada. Cultivos de cereal, pinos y almendros han quedado devastados y ha acabado con una amplia variedad de fauna y flora de la zona, por lo que "el impacto medioambiental ha sido brutal", ha explicado a Efe Tomás Cortés, vecino de Orés y Agente de Protección de la Naturaleza, quien todavía se emociona al recordarlo.

Un problema al que, ha advertido, se suma el riesgo de que si no se llevan a cabo las correcciones hídricas, las tormentas erosionarán el terreno afectado por el incendio.

Consciente de las consecuencias del incendio fue él mismo quien dijo a sus compañeros: "Mirad el bosque porque no lo veremos más", al comprender que su generación ya no podrá ver cómo se recuperará el paisaje que el fuego ha destruido.

Por ello, el impacto emocional también ha sido muy fuerte, insisten los afectados, quienes han vivido "escenas de mucha pena" al tener que abandonar el pueblo en los momentos más álgidos del incendio, aunque han agradecido la acogida que les han prestado en los pueblos vecinos.

Así lo ha destacado José Francisco Melero, miembro de la Junta Vecinal de Farasdués, quien ha incidido en la solidaridad de los municipios próximos y quien también ha agradecido el trabajo de los efectivos de la Guardia Civil, así como el de los bomberos y la Policía de Ejea de los Caballeros.

Luesia, Ejea de los Caballeros y Sábada fueron los tres municipios que pusieron sus instalaciones a disposición de los afectados, hasta las que los vecinos llevaron mantas, bocadillos y compañía.

Así lo hizo el alcalde de Sádaba, Santos Navarro, quien junto a otros habitantes de la población pasaron la noche del sábado charlando, tomando café y haciendo compañía a los desalojados de Biota que no quisieron irse a dormir.

Otros encontraron alojamiento en casas de amigos y familiares y a los más mayores se les hizo un hueco en la residencia de la tercera edad de Sábada.