Engalanados con sus capas verdes y sus ramos que son manojos rinden honores a uno de los grandes de la huerta. Así hacían ayer su entrada en el Museo de Zaragoza los miembros de la Cofradía de la Borrajas y el Crespillo de Aragón. Tenían sesión solemne por San Isidro Labrador para nombrar a nuevos socios de honor (un club del que ya forman parte desde el artista Ángel Orensanz al humorista Moncho Borrajo). Esta vez el premio fue para dos instituciones que llevan «el nombre de Aragón más allá de nuestras tierras». Por un lado, la Quebrantahuesos, personificada en el exciclista Fernando Escartín. Y, por el otro, Montañeros de Aragón, reconocimiento que recogió Luis Masgrau, presidente de la Federación de Montaña. Ambos estuvieron presentes para recoger el diploma y ponerse la capa (y eso que el día no acompañaba) de manos de Ángel González Vera, presidente de la cofradía. A la sesión no le faltó detalle. Ni jota alusiva a la borraja (y sus posibilidades), en las voces de Antonio Mainar y Félix Villaverde. Ni menú ad hoc para cerrar la sesión en la Ontina. Con arroz con borrajas y almejas. Faltaría más.