No hace falta ser un experto en lenguaje verbal y no verbal para darse cuenta de que los grupos municipales de izquierdas en el Ayuntamiento de Zaragoza están lejos de llevarse bien. Lo que no impide, e incluso le da más mérito, que llegado el momento, sean capaces de ponerse de acuerdo, para darle a la ciudad un presupuesto. De hecho, tras el debate de ayer en el salón de plenos para darle la aprobación inicial a las cuentas, lo que no queda muy claro es si los 17 votos que sumaban el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) con PSOE y CHA sirvió para que se felicitaran por ello o solo se han perdonado la vida. Tanta tensión se respira entre ellos que, claro, que encima el PP y Ciudadanos (C's) les acusen de hacer "teatrillo" les alteraba.

"Habemus presupuesto, alcalde", le indicaba el socialista Javier Trívez, que resumió la situación advirtiendo de que "el peor presupuesto es mejor que un presupuesto prorrogado". Ese era el cometido de este acuerdo y los vaivenes de última hora, por los convenios o la modificación de la plantilla, no solo han dado un poco de incertidumbre a un pacto llamado a evitar la catástrofe, son prueba evidente de que, como resaltaba el portavoz del PP, Jorge Azcón, "ustedes no se aguantan".

No ocultan sus rencillas. Aunque el PSOE se empeña en trasladar la sensación de que es el Gobierno el que está dividido y que ofrece una interlocución bien distinta según con qué área se sientan a hablar. Aunque ayer plantearon este acuerdo presupuestario como un propósito de enmienda. Trívez animó a ZeC a poner "el kilometraje a cero" en su relación a partir de ahora y el nacionalista Carmelo Asensio instaba a ZeC a hacer "reflexión" de lo ocurrido para que entre todos ellos se acabe "con ocho meses de parálisis".

Pero les cuesta mucho. El responsable de Personal, Alberto Cubero, se plegaba a los propósitos de PSOE y CHA para salvaguardar el presupuesto, pero recular y no modificar la plantilla le llevaba a admitir que las disputas comenzaron "media hora después de alcanzar un acuerdo presupuestario". "Un tema del que nunca se ha hablado pasa a ser fundamental. ¿Se preguntan qué ha pasado? Yo también", exponía al tiempo que el portavoz socialista, Carlos Pérez Anadón, rebrincaba de su butaca para ir directo a su homólogo en ZeC, Pablo Muñoz, para insistirle en que atemperara a su compañero de bancada --al que luego se refirió como "el Vaquilla en el pleno"-- si quería sus seis votos.

TENSIÓN

Y en ese contexto, Azcón sacó partida en un argumentario que se centró más en el "nuevo tripartito a tortas" que en el fondo del presupuesto. "Solo están intentando solucionar sus problemas, no los de la gente", les dijo, al tiempo que criticaba que se hayan colocado las enmiendas de PSOE y CHA a costa de "infradotar" las ayudas de urgente necesidad, o de disponer de 75 millones más de recursos que no se destinarán a mejorar los servicios. "Esto el señor Híjar no lo entiende, pero es para pagar deuda", bromeaba.

La de la herencia de un Gobierno socialista ahora más preocupado, dijo, en "chantajear" a ZeC y "humillar" a Cubero. Y que solo ha podido mover el 1% del presupuesto para dejar a Zaragoza como la única ciudad grande del país en la que decae la inversión "un 52%". Mientras protagonizan el "lamentable espectáculo" con las entidades porque "entienden la política social tirándose los convenios a la cabeza".

Desde C's, su portavoz, Sara Fernández, ahondó en la "decepción" que les llevó a votar en contra de este presupuesto y ahondó en el papel de PSOE como causante de que las cuentas nazcan "lastradas". Les llegó a calificar, a través de Elena Martínez, como "el nuevo IU del ayuntamiento" como acompañante de un "Gobierno débil y en minoría".

"Lo que parece una broma es que el PP dé lecciones a la izquierda de cómo hacer políticas sociales", le replicó Trívez. Rivarés, quien apeló a la "responsabilidad" mostrada para no dejar a la ciudad sin presupuesto, para sobreponerse a las "dos almas" que achacan a ZeC, la de Cubero y la de un Rivarés que se apuntaba su primera victoria política.

Este buscó espacios en los que la izquierda está cómoda: El PP, sus casos de corrupción y sus recortes. Con "redoble de tambores" remarcó que Luisa Fernanda Rudi y Mariano Rajoy recortaron hasta la saciedad en servicios esenciales como la sanidad o la educación y en cuatro años solo subió el pago a los bancos.

Un discurso al que se sumó Carmelo Asensio, de CHA, que remarcó que "por suerte el PP ya no gobierna Aragón y eso no nos obliga a destinar tanto dinero a cubrir las vergüenzas de otros".