Dibujante, diseñador, escenógrafo, director de teatro y especialista en arte, Jaime Buhigas ha escrito, entre otras cosas, el libro La divina geometría y es cofundador del movimiento de renovación pedagógica Aprendemos todos. Por una educación mejor. El próximo martes, 3 de marzo, imparte en Ibercaja Patio de la Infanta (19 horas) la charla Cómo desarrollar una mente creativa en nuestros hijos, del ciclo Educar para el futuro. Entrada gratuita previa inscripción en obrasocial.ibercaja.es.

--¿Cualquier persona puede ser creativa o es algo innato?

--Por descontado. Ser creativo no es una posibilidad en el ser humano, es condición humana. Todos somos creativos, lo sepamos o no, seamos conscientes o no. No se puede enseñar creatividad, solo podemos hacer conscientes a nuestros alumnos y a nuestros hijos de la creatividad que ya tienen.

--Muchas personas identifican creatividad con tener muchas ideas o ser un 'manitas', pero ¿qué significa realmente?

--Ser creativo es ante todo ser libre: libertad de pensamiento, libertad de emoción, libertad de ejecución... La libertad es el primer paso, y le sigue la capacidad de acción. Tener muchas ideas no es garantía de ser creativo. Se puede ser muy creativo con pocas ideas, o con tan solo una. Lo importante es tenerla y convertirla en acción, en obra. Muchas personas viven atrapadas en las muchas ideas que tienen de hacer cosas, de inventar proyectos, de soñar despiertos. No son creativos si todo eso no se concreta en algo. El creativo tiene los pies en el suelo, la mente despejada y el alma en el Universo entero.

--¿Cómo se potencia la creatividad en los más pequeños?

--El único modo de que nuestros niños sean creativos es que lo seamos nosotros. Esa es la clave. Un niño aprende siempre del ejemplo; aprende por mímesis. No hay técnicas ni métodos infalibles. Solo hay vías de experiencia que pongan de manifiesto esa capacidad innata y exclusiva de cada uno. Exclusiva e intransferible, porque nadie es creativo del mismo modo, igual que nadie piensa ni siente del mismo modo. Esa es la grandeza del ser humano: tan similar a sí mismo, y sin embargo tan diverso en sus infinitas manifestaciones.

--Internet y las nuevas tecnologías abren todo un mundo de posibilidades. ¿Es más fácil ser creativo hoy en día?

--Ni más ni menos. Las tecnologías pueden ser útiles y no. De hecho, es sabido que la falta de medios es muy beneficiosa para la creatividad. Con frecuencia la sobreestimulación y la sobredosis de información no hacen ningún bien a la acción creativa. Llenamos nuestras cabezas con imágenes, videos, canciones, contenidos- Pero son estériles si no los asimilamos, si no los digerimos, si no los sabemos discernir, filtrar, colocar. Y para eso hace falta tiempo. El tiempo es la clave para desarrollar la creatividad. Y la tecnología, lejos de subsanar la pobreza de tiempo que caracteriza nuestro mundo, la agrava. Es una tremenda paradoja, pero es así. Se es creativo si se dispone de tiempo para serlo.

--¿Está orientado el sistema educativo a formar a personas creativas?

--Por supuesto que no lo está. Lejos de ello, nuestro sistema educativo es el peor enemigo del desarrollo natural de la disposición creativa de los niños. Y la cosa empeora con las nuevas tecnologías aplicadas al aula, que pretenden estimular, y lo que único que hacen es atontar. El mundo en que vivimos es real y no virtual. No se puede descubrir el mundo a través de una pantalla. Hay que tocar, oler, saborear, ver, oír, abrazar, besar, cantar, reír, llorar... Y hacerlo de verdad, no sentados en un pupitre viendo tutoriales de Youtube. El primer y mejor maestro de creatividad es el mundo natural. A los niños hay que devolverles a la naturaleza, al campo, a las caminatas, a las cabañas en el árbol, a lo insectos y las mascotas, a los juegos al aire libre hasta caer exhaustos, al sudor y las rodillas ensangrentadas, a la estética y los elementos naturales. Y después abrirles las puertas del arte. En el arte está el camino.

--¿Qué consejos daría a los padres para desarrollar la mente creativa de sus hijos?

--A los padres de hoy, en general, hay que recomendarles que dejen a sus hijos en paz. Estamos viviendo una neurosis colectiva sobre el grado de presencia de padres y madres sobre los niños, en algunos casos impidiendo el desarrollo de su madurez y responsabilidad. Hay padres que hacen los deberes con sus hijos, e incluso estudian con ellos sus exámenes. Los estudios son responsabilidad del niño y de nadie más. Cuando uno va a un parque infantil, se encuentra a los niños jugando y a los papás mirando alrededor de la valla ¿Pero se puede jugar, experimentar, crear, improvisar y hacer amigos o enemigos bajo la mirada preocupada o aburrida de papá y mamá? A los niños hay que darles más libertad, independencia y responsabilidad desde pequeños. Fijarles límites y funciones claras. Y sobre todo, darles confianza, que es una de las versiones más bellas del amor. Querer a nuestros hijos es también confiar en ellos, en su búsqueda, en sus ritmos, en su libertad, en su exclusividad, en la seguridad de que su camino es suyo y tienen que explorar por sí solos el mundo que les corresponde. Así aprenderán a equivocarse, a tropezar, a conocer por sí mismos las consecuencias de sus acciones.