El juez Emilio Calatayud, responsable de un juzgado de menores en Granada, ha lamentado hoy que muchos de los menores a los que enjuicia «no saben ni juntar las letras», lo que le obliga a condenar a unos 30 «chavales» al año a aprender a leer y escribir y otros 250 o 300 a sacarse la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO).
Calatayud, que ha participado en un encuentro digital con el presidente de la Unión Provincial de CSIF Zaragoza, Alberto Juan, ha manifestado que, a raíz del confinamiento, han experimentado un aumento las agresiones de hijos a padres y las que tienen lugar entre menores, así como los suicidios y los abusos sexuales a través de internet.
En este caso, ha dicho que los móviles y las redes sociales, en particular, se utilizan en el acoso sexual entre menores. Calatayud se ha referido a la dificultad de educar a los hijos tras las modificaciones en el Código Civil en torno al derecho de corrección. Con todo, ha apuntado, se ha conseguido que cada vez sea mayor el número de padres que se atreven a dar el paso de denunciar las agresiones de sus hijos, «gracias a un intenso esfuerzo de sensibilización».
Enseñar en aulas congeladas
Entre otros aspectos, el magistrado ha criticado a los sindicatos de la enseñanza por no denunciar el incumplimiento de las ratios en las aulas por el coronavirus, así como el hecho de que numerosos profesores hayan dado clase a temperaturas muy bajas para mantener ventilados los espacios, sin recurrirse a la enseñanza online en los primeros escalones de la enseñanza, cuando sí se ha hecho en la universidad.
Calatayud ha elogiado los avances de la Constitución y la Ley de Protección Jurídica del Menor, pero ha señalado que en España, un país de extremos, se ha pasado del «padre autoritario al padre colega» y se ha perdido el principio de autoridad. Ha criticado que un artículo del Código Civil sobre los derechos de los padres suprimiera la expresión «corregir razonable y moderadamente» a los hijos por otro que dice que no se debe vulnerar su integridad física y psíquica.
