Felisa García Gochicoa murió a los 82 años, dejando como única heredera a su hermana. Su piso en el paseo Pamplona de la capital aragonesa, su apartamento en Salou (Tarragona) así como sus cuantiosas joyas, bolsos y una colección de 150 cuadros constituían su legado. Sin embargo, cuando los hijos de la beneficiaria fueron a recoger esas pertenencias vieron que sus tíos se habían quedado con todo. Ayer, estos se sentaron en el banquillo de la Audiencia Provincial de Zaragoza.

El hermano de la fallecida, Bernabé G., rechazó cualquier tipo de apropiación indebida. Admitió que su esposa, también acusada, Raquel L., redactó un documento de últimas voluntades que firmó la anciana "de forma voluntaria". Lo hizo 16 días antes de que la mujer muriera en una clínica privada de la capital aragonesa.

Este hombre rechazó en varias ocasiones que manipularan a su hermana para quedarse con todo y que el testamento que había firmado en 1988, a favor de sus sobrinos de Argentina, quedara anulado. "Mi hermana hasta el último momento tenía una cabeza privilegiada", aseguró.

De hecho, mostró su enfado ante la acusación, no dudando en afirmar que "si no es por nosotros, hubiera muerto como una indigente".

Su esposa admitió que fue la que redactó la nota por la que adquirían los derechos de los bienes, si bien aseveró que "fue ella la que me dictó la nota. Estaba físicamente deteriorada, pero mentalmente estaba muy bien".

Los encausados se enfrentan a tres años de prisión cada uno por el robo y a un año de cárcel por falsificación. Esta es la petición de los sobrinos, representados por el abogado Carlos de Francia, mientras que la Fiscalía solicita 18 meses de cárcel por hurto; diez meses de prisión para Bernabé G.G. por uso de documento falso y un año y medio para Raquel L.B., por falsificación de documentos.

Por su parte, el abogado de la defensa, Enrique Trebolle, mantiene la libre absolución porque considera que son los beneficiarios de los últimos deseos de la anciana.