La nueva contrata del autobús prevé, dentro del capítulo de inversiones que deberá acometer la concesionaria en los próximos diez años, que la renovación de la flota actual de vehículos se inicie a partir del tercer año de contrato, es decir, en el 2015. Sin embargo, a punto de expirar la todavía vigente, se reconoce que hay 35 de ellos que ya superan la media de 14 años que hace bien poco era sinónimo de retirada obligatoria del servicio y sustitución por uno nuevo.

En este sentido, cuando la empresa a la que se le adjudique la contrata tenga la obligación de sustituir algunos de estos vehículos, habrá 25 cuya fecha de fabricación será de 1997, es decir, que tendrán 18 años ya, superando en dos la antigüedad máxima permitida por los propios pliegos.

DOS AÑOS SIN INVERTIR Otros ocho tendrán entonces 17 años, 23 contarán con una antigüedad de 16 años y otros 34 con 15 años desde su fabricación en el año 2000. En total, 90 de los más de 300 que tiene ahora a su disposición TUZSA, casi un 30% de la flota.

Aún así, los pliegos especifican claramente que el concesionario del servicio no tendrá obligación de invertir en cambiar estos vehículos. De hecho, esta empieza a partir del 2015 y marca un cronograma de inversiones en el que se indica que en el primer año deberá renovar once vehículos, 22 al año siguiente, y 34 en el 2017.

Curiosamente, al quinto año la empresa estará exenta de cubrir nuevas renovaciones de autobuses, y prosigue en el 2019 con la obligación de incorporar 30 vehículos nuevos, otros 38 en el 2020, 17 en el 2021 y otros 38 en el último año de la contrata, en el 2022. Al final de los diez años de contrata se conseguirá sustituir 190 unidades de esa flota que, en global, deberá contar siempre, como mínimo, de 205 autobuses de doce metros para prestar servicio en 33 líneas, 85 articulados que atenderían la demanda de seis, y diez microbuses que estarían funcionando en otras seis rutas. El 60% de la flota se habría renovado en esa década de concesión.

¿CONTRADICTORIO? Sin embargo, en los pliegos se determina que los márgenes que se deben manejar sobre la antigüedad de los autobuses exceden esos 18 años que tendrán algunos de estos vehículos cuando la empresa se decida a invertir. De hecho, en el plan marcado por el ayuntamiento se especifica que la edad máxima de estas unidades no debe superar en ningún caso los 16 años de antigüedad.

A renglón seguido apunta que se permitirá durante los dos primeros años no hacer inversiones. Con esto, o se retiran de la circulación 25 vehículos a partir del comienzo de la contrata y ocho más al año siguiente, o se incumplirá esta exigencia.