El Grupo de Homicidios de la Jefatura Superior de Policía centra en el móvil pasional las pesquisas para esclarecer el asesinato y posterior descuartizamiento de Vanesa Barrado Hernández, la joven de 27 años cuyo cráneo y un fémur hallaron dos agricultores, ocultos en dos bolsas de basura, en una finca de Cadrete el pasado 22 de octubre.

La Policía detuvo el domingo a su compañero Cristóbal M. M., con el que tenían una hija de apenas tres años, y a tres hermanos de este --Juan Manuel, Miguel Ángel y Jessica-- por su presunta relación con el crimen. Hoy pasarán a disposición judicial tras haber sido interrogados ayer por los investigadores. La Jefatura Superior declinó ofrecer ningún dato sobre el contenido de los interrogatorios.

La pista de Vanesa se pierde el pasado 30 de junio. Ese sábado la esperaban en Vilanova i la Geltrú unos familiares con los que iba a pasar una semana de vacaciones. Sin embargo, nunca llegó. "Ese día ya no contestaba al teléfono móvil", explicó ayer a EL PERIÓDICO, A. G. C., primo de la fallecida.

La joven, de 26 años en esas fechas, iba a pasar una semana en la localidad de la costa catalana con sus familiares, con los que mantenía una estrecha relación desde su infancia, cuando ambas familias residían en Zaragoza. "Nos hemos criado juntos", indicó A. G. C., notoriamente afectado por el atroz desenlace de la desaparición de su prima. "Llevo un día en la cama sin parar de llorar", señaló.

AMIGOS A. G. C., de edad similar a la de Vanesa, era uno de sus únicos cinco amigos en Facebook, una de las redes cibernéticas de mayor uso en todo el planeta en la que ella había comenzado a operar a primeros de marzo. Sus otros cuatro contactos eran otro joven de Vilanova, dos muchachas zaragozanas de su misma edad --un de ellas, prima hermana-- y su cuñada Jessica. Esta última es una de las cuatro personas detenidas por su presunta relación con el crimen.

Una de las ciberconversaciones --chateos, en la jerga de esas redes-- que mantuvieron en el mes de mayo, y que ayer seguía siendo visible en Facebook, podía dar a entender que A. G. C. y Vanesa mantenían algún tipo de relación. El primero utilizaba expresiones como "se mira pero no se toca que es mi chica jajaja" o "te kiero mi niña", a las que ellas respondía con un "y yo nene jajajjaajjajaa".

"Para junio esta persona viene a Vilanova para estar conmigo, cuando este aki te llamo y la ves en persona, jajajjajaja, te kiero mi niña", explicaba A. G. C. a un tercer joven que participaba en el chateo.

A. G. C. negó tajantemente que él y Vanesa mantuvieran ningún tipo de relación. De hecho, hacía meses que no se veían. "De pequeños, cuando éramos críos, jugábamos a ser novios", explicó. Tras reencontrarse en la red social, su comunicación cibernética retomó ese tono. Recuperaron el juego.

El Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía trata ahora de esclarecer si esa relación pudo generar la sospecha de una traición en el compañero de Vanesa y sus cuñados. La joven había decidido dejar a su hija a cargo del padre, y del cuñado que vivía con ellos, durante esa semana de vacaciones en la costa barcelonesa.

RELACIÓN En cualquier caso, A. G. C. aseguró que Vanesa no les hizo saber, ni a él ni a ninguno de los miembros de la rama catalana de la familia, que atravesara ningún tipo de problemas en su relación con Cristóbal ni que este la maltratara.

Por el contrario, una vecina explicó que una noche del pasado verano, "a eso de las tres o las cuatro de la mañana, escuchamos una fuerte bronca en el piso de la portería". "Ella gritaba mucho", relató.

A la mañana siguiente, su esposo telefoneó al 016, el número de emergencias para asuntos de malos tratos que opera el Ministerio de Sanidad, para poner en su conocimiento que la mujer que residía en la portería podía haber sufrido un ataque a manos de su marido. "No nos hicieron ni caso", recordaba ayer. No volvieron a ver a Vanesa.