La división interna que sufre el PSOE en Aragón es más que evidente tras el fiasco electoral en el País Vasco y Galicia y, sobre todo, el órdago lanzado por su secretario general a nivel nacional, Pedro Sánchez, de convocar un congreso y primarias para retar a sus críticos en el partido. Ayer tomaron la palabra miembros del comité federal que se verán las caras con él el próximo sábado. Como Carlos Pérez Anadón, concejal en Zaragoza, y Pilar Alegría, secretaria de organización en la comunidad, que anunciaron que votarán en contra de que se celebre el congreso el 23 de octubre. Se alinean con el secretario general del PSOE aragonés y presidente de la comunidad, Javier Lambán, que está tratando de cerrar filas y marcar una directriz: el no a Sánchez. Su éxito, probablemente, dependerá de si el sábado se vota a mano alzada o con urna.

Hasta ahora, la única que se ha posicionado a favor de Pedro Sánchez ha sido la diputada por Zaragoza y miembro de la ejecutiva, Susana Sumelzo. Nada que ver con Pérez Anadón y Alegría. Ambos consideran que se trata de una «cortina de humo» para no asumir las responsabilidades de los resultados electorales. Y que es momento de trabajar por la gobernabilidad de España y no de resolver diferencias internas.

Fuentes consultadas por este periódico explicaron que la pugna se reduce al enfrentamiento entre la nueva y la vieja política. El PSOE está evolucionando a dos velocidades y la adaptación a la realidad social del momento, explican las mismas fuentes, está marcando la diferencia.

Lambán, que no se ha posicionado de forma clara sobre la idoneidad del congreso, tiene el reto de mantener una hoja de ruta única entre sus miembros para no evidenciar la fragmentación que vive el partido en Aragón.

A pesar de que Pérez Anadón y Alegría manifestaron su intención de voto, las diferencias entre los miembros regionales del comité federal están supeditadas al tipo de votación. Lambán tratará de que, si es a mano alzada, al menos mantener una posición igualitaria de los aragoneses.

Pérez Anadón admitió que la situación es de «extrema gravedad». Sin embargo no ve oportuno que Sánchez convoque el congreso. Explicó que mantiene la misma posición que en el pasado 28 de diciembre, cuando hubo diferentes voces que reclamándolo. «Estuve apoyando con todas mis fuerzas a Pedro Sánchez», aseguró para añadir que «no sería entendible» que el debate se centrara en resolver las «cuitas». A su juicio, el PSOE tiene que asumir su rol social, saber gestionar a sus electores y «postergar» cualquier situación de partido. Primero el Gobierno estatal y después sus diferencias.

DEFENSA

Alegría calificó de «casi indignante y doloroso» que Sánchez «ponga el dedo en el ojo» a «ciertos barones», en alusión al presidente de Aragón, Javier Lambán. Según argumentó, el partido no está en un momento en el que se deba considerar «un proyecto individual de nadie». «Somos de mayorías y tenemos que volver a esa razón de ser», recalcó la secretaria de organización, para destacar que el principal objetivo del partido ha de ser «ganar al PP», pero la «deriva» en la que, a su juicio, lo ha metido Sánchez lo hace complicado.

La socialista rehusó pronunciarse sobre si Sánchez debería dimitir y recalcó que aunque las derrotas y victorias electorales son «colegiadas», los principales líderes tienen que asumir responsabilidades «cuando las cosas no salen bien».

Pero esta reflexión tiene una derivada que planea en el PSOE aragonés: si Sánchez mantiene su decisión pese al rechazo del comité federal. O, dicho más claro, si no dimite él, si a ellos les toca tomar decisiones sobre su permanencia en él. De una forma o de otra, ya hay contactos con la sede de Ferraz para pulsar un debate que se prevé intenso.