La esperada lluvia llegó ayer por fin al municipio de Teruel, donde una prolongada sequía ha obligado a tomar medidas para restringir el consumo de agua, en particular en fuentes públicas y en el riesgo de zonas verdes. Las precipitaciones en forma de lluvia tardarán en dejarse sentir, pues el embalse del que se suministra la ciudad, El Arquillo, se encuentra a solo el 14% de su capacidad. Los turolenses confían en que el agua caída se filtre y alimente los acuíferos que también se han visto obligados a utilizar para paliar la escasez hídrica. Además, el futuro deshielo en la sierra de Albarracín aportará nuevos caudales al río Guadalaviar.