"Un desalojo, otra okupación", coreaban los okupas del Adoquín hace un mes en Las Fuentes. Y poco han tardado en cumplirlo. Mientras el viejo laboratorio de la calle Doctor Iranzo --que revivió como centro social durante unas semanas-- sigue cerrado a cal y canto, las personas que le daban vida continúan con sus actividades en Torrero, un barrio que les acoge con los brazos abiertos. Y en un edificio emblemático: el antiguo colegio concertado Lestonnac, propiedad de la organización religiosa Compañía de María, y al que han renombrado como centro social okupado La Vieja Escuela.

De nuevo en uso

Unos cinco años lleva abandonado el espacio, más o menos, según la memoria colectiva de los vecinos. En ese tiempo, los hierbajos han rajado el pavimento de las pistas de deporte, las visitas vandálicas han dejado la mayor parte de los cristales rotos y el polvo se ha hecho dueño de las incontables salas que componen el edificio. Es vox populi en el barrio que sus gestores lo cerraron para obtener algún beneficio por el terreno en pleno apogeo constructor y ante la ampliación del tercer cinturón.

Los okupas no se han olvidado de Las Fuentes. Pretenden seguir realizando actividades en el parque Torrerramona, aunque ahora el proyecto en el que invierten más horas es La Vieja Escuela. Entre sus ideas, montar una biblioteca, una tienda gratis --para el intercambio de ropa y otros enseres--, abrir el patio como recreo para todo el barrio y, por supuesto, retomar el programa de actividades de Adoquín: ciclos de cine, talleres de serigrafía, de circo y de guitarra y un curso de inglés son algunas de las que tienen en mente.

El presidente de la Asociación de Vecinos de Venecia, Javier Grassa, mostró su apoyo a los okupas "por su labor social, cultural, reivindicativa y de ocio" y también su preocupación por la situación de Álvaro, un joven del barrio que podría pasar tres años en prisión, acusado de agredir a un agente policial durante el desalojo de Rasmia. En el caso de Adoquín no hubo detenciones, aunque los okupas se mantienen alerta por si las cuatro personas que se encaramaron en el tejado reciben algún tipo de notificación a posteriori.

De momento, trabajan en la limpieza de La Vieja Escuela con la esperanza de que les dejen seguir aprendiendo por mucho tiempo.