Agosto termina con un trágico balance en las montañas aragonesas, en especial el Pirineo y el Prepirineo, que se han cobrado la vida de 10 personas. Se trata de un número que triplica el del año pasado y quintuplica el del 2013, cuando se registraron 3 y 2 muertos, respectivamente.

En principio, no existe una causa que explique este brutal incremento. El tiempo ha sido más bien estable, a excepción de las tormentas que habitualmente se producen en las zonas de alta montaña en época veraniega. Además, julio, caracterizado por su altas temperaturas, solo contabilizó dos fallecidos, según datos de los equipos de rescate de la Guardia Civil.

Sí ha podido influir, aunque se trate de una conjetura pendiente de verificar, que el Pirineo ha registrado este verano una mayor afluencia de visitantes, tal y como indican los índices de ocupación hotelera, que son superiores a los registrados en el 2014 por estas fechas.

De hecho, la ola de calor de julio expulsó a miles de personas de las ciudades y muchas de ellas buscaron refugio en los valles pirenaicos, en busca casi desesperada de frescor.

Sin embargo, el número de rescates, según las mismas fuentes, mantiene unos valores muy similares a los del año pasado, por lo que habría que buscar las causas por otro lado.

En cualquier caso, las dos últimas muertes, registradas el pasado sábado, no hicieron más que incrementar la ya de por sí elevada mortalidad. Se trató de un holandés de 52 años al que cayó una gran roca en el glaciar del Aneto, y de un catalán de 64 que cayó al vacío cuando se asomó a un precipicio en el pico de Gabietos, dentro del término municipal de Torla.

MAL COMIENZO

El mes empezó con malos auspicios. El mismo día 1 de agosto fallecieron tres personas en sendos accidentes. Dos de ellos se vieron arrastrados por el agua tras la crecida experimentada por la caída de tormentas: un anciano pastor cerca de Graus y un ciudadano francés en un barranco del término de Tella-Sin, entre Aínsa y Bielsa. Además, esa misma jornada fue descubierto el cadáver de un sexagenario francés que llevaba varios días desaparecido en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.

Más adelante, pocos días antes de mediados de mes, un ciudadano suizo sufrió un ataque al corazón estando en el Aneto y al caer sufrió un fuerte traumatismo craneoencefálico que le provocó la muerte.

El 16 de agosto, dos jóvenes residentes en Andalucía que habían venido al Pirineo de vacaciones murieron ahogados cuando cayeron a las torrenciales aguas del barranco que desciende de Bujaruelo, junto a Ordesa. Estaban montando un pasamanos y, por causas que se desconocen, uno de ellos patinó y cayó al agua, arrastrando al otro irremediablemente. Se da la circunstancia de que ambos barranquistas, con gran experiencia, habían realizado poco antes el mismo descenso sin ningún problema y fue al acompañar a un aficionado cuando sufrieron el fatal accidente. Ese mismo día un veterano montañero navarro sufrió una caída en un glaciar por los tres miles de La Maladeta.