Cristina Narbona fue ministra de Medio Ambiente del 2004 al 2008, legislatura en la que se derogó el trasvase del Ebro. Su mandato coincidió con un parón a las grandes obras hidráulicas. Está considerada como la ministra más ecologista. Su primer acto público tras ser propuesta para presidir el PSOE fue ayer en el Colegio de Abogados de Zaragoza. Invitada por el abogado experto en Medio Ambiente, José Manuel Marraco, impartió la charla Derecho ambiental y Gobernanza global.

--¿Qué le parece la política ambiental del Gobierno?

--La primera medida que tomó Rajoy fue una ley para eliminar los incentivos a las empresas de las energías renovables. Es un sector en el que hemos perdido desde el 2012 más de 80.000 empleo. Se han hundido decenas de miles de inversores, empresas grandes, pequeñas y medianas y hemos descendido muchos puestos en el escalafón internacional y estamos siendo castigados en los tribunales internacionales de arbitraje. Esta fue una enorme equivocación de Rajoy, la primera, a la que ha seguido una figura absurda como el impuesto al sol, que no existe en parte conocida del planeta y que va a ser eliminado parcialmente en Canarias por ese pacto por los Presupuestos Generales del Estado.

--¿Cómo arreglamos nuestro déficit energético?

--Hay que ir claramente al 100% de las energías renovables. Es la apuesta de todos los países de nuestro entorno. Cuando se dice que Alemania, con la mitad de horas de sol que España, tiene diez veces más instalaciones que nosotros, se impone la enorme paradoja. Además España tiene Red Eléctrica Española, con sistemas de evacuación de las renovables y su entrada en la red que nos permite que en muchos momentos el 60% de nuestra energía esté siendo producida por energía eólica. Eso es un avance tecnológicos que nos hace la envidia de muchos países.

--¿Qué supone que Trump reniegue de los acuerdos de París para combatir el cambio climático?

--Es un impulso a una mayor ambición, necesaria. Espero que los países de la UE demos ejemplo, elevemos el rango de nuestros compromisos adoptados en París, aceleremos el cambio de modelo energético y logremos que los objetivos no sean voluntarios, sino obligatorios para cada uno de los países miembro. No será fácil, pero hay que intentarlo. Hay que tener en cuenta que en Estados Unidos, al margen de Trump, hay 20 estados y más de 200 ciudades de gran tamaño que ya han puesto en marcha políticas de apoyo a las energías renovables y la eficiencia energética, la construcción verde... Todo esto lo veremos en Europa, porque son cosas fáciles de exportar. El ejemplo es París, donde su alcaldesa, Anne Hidalgo, preside las ciudades contra el cambio climático. París, en la que tuve el privilegio de vivir durante casi cuatro años, es una ciudad muy verde. Todo esto se puede hacer en Estados Unidos, le guste o no al señor Trump.

--Qué le parece que se apueste por los embalses que en su día usted no impulsó por criterios ambientales?

--No estoy siguiendo ahora la planificación hidrológica española, por lo que seré prudente. Conozco los planes hidrológicos presentados en Bruselas, en los que no se cumple en muchos casos con los criterios ambientales. Me gustaría que España recondujera su política sobre el agua. Y que lo hiciera de acuerdo con los conocimientos científicos y técnicos que tenemos hoy. Ahora hay mucha más capacidad para saber si hay peligros de deslizamientos en laderas y suelos, sabemos mucho más que antes sobre el papel de los sedimentos que están en los cauces de los ríos hasta el mar y sabemos más sobre el coste económico de muchas obras hidráulicas que, de acuerdo con la Comisión Europea, deben ser repercutidas en las tarifas de los usuarios... Todo eso nos debería llevar a tener una planificación hidrológica bastante más rigurosa. Recordaré la planificación del Matarraña, como el ejemplo perfecto de cómo hacer las cosas bien, con los interesados, con los expertos, con menos coste económico, con menos impacto ambiental y atendiendo a las necesidades de suministro de agua.

--Pedro Sánchez la ha propuesto para ser la presidenta del PSOE a partir del próximo domingo...

--Hay una propuesta, aceptada después de una larga, larguísima meditación por mi parte. No quería dejar mi trabajo al frente del Consejo de Seguridad Nuclear y éticamente no me parece correcto compatibilizarlo con la Ejecutiva Federal. Llevaba cuatro años y medio en una tarea apasionante, la de defender las máximas garantías en el uso de la nuclear en España, tanto por las centrales como las 30.000 instalaciones radioactivas que hay en el país. Me ha costado descartar este trabajo, en el que permaneceré hasta el 30 de junio..

--Y por qué la balanza se ha inclinado hacia ese lado?

--Lo que me ha hecho inclinarme por aceptar la propuesta es porque veo a Pedro en plena sintonía con el cambio profundo que necesita el partido tanto en términos de proyecto --una socialdemocracia asociada a una transición ecológica de la economía, que he defendido en el documento y así va a quedar plasamada-- como en el cambio de modelo de partido. Veo a Pedro muy convencido del rumbo por el que tenemos que avanzar y me hace sentir corresponsable de ese proyecto.

--¿Están todas las heridas cerradas? ¿Mediará donde no las haya?

--Creo que lo que hay que pedir a todos los compañeros que han defendido legítimamente otras opciones es que reconozcan que hay un proyecto político votado mayoritariamente por los militantes y cualquiera que haya sido su opción, si eso se acepta, no sobra nadie. No sobra nadie siempre que se acepte que hay determinadas líneas de cambio en el modelo, lo que nos permitirá ser más reconocibles entre la ciudadanía.