La Policía Nacional en Aragón cuenta desde el pasado mes de mayo con una herramienta propia que ha multiplicado sus capacidades en todo tipo de investigaciones: un helicóptero del Servicio Aéreo Policial (SAP), que duerme cada noche en la base aérea y que permite reforzar la vigilancia del orden público, de las persecuciones de fugitivos o de la búsqueda de personas desaparecidas, entre otros frentes.

La implantación de esta unidad ha costado alrededor de seis millones de euros, lo que cuesta el modelo de Airbus con el que está dotada. Pero de momento está mostrando su eficacia. De hecho, según explicaban Guillermo y Santiago, los dos pilotos que, por normativa, han de manejar el aparato en cada vuelo, lo que más les está sorprendiendo es la "variedad" de servicios en los que están participando en estos meses. No tenían contabilizadas las misiones ni horas de vuelo realizadas, pero prácticamente cada día practican "algo nuevo", aseguraron.

Su día a día incluye siempre unas horas sobrevolando Zaragoza, o el destino que toque, ya que cubren no solo todo Aragón, si les requieren, sino comunidades limítrofes (La Rioja, Navarra y Cataluña) e incluso el País Vasco y Cantabria, si fuera necesario. Para las comunidades, incluso las más lejanas, supone aún así un avance respecto a la anterior distribución periférica, que prácticamente en el norte dejaba los desplazamientos en manos de Madrid.

Cámara

En los meses que lleva funcionando, el servicio ya ha cambiado de aparato --aunque del mismo modelo-- y ha incorporado la cámara, que multiplica sus capacidades. Volando a 1.500 pies de altura (unos 457 metros) Zaragoza parece una maqueta, pero la cámara permite acercar la imagen no solo hasta poder seguir un vehículo entre el tráfico, sino a un peatón en concreto, si hiciese falta. Además, las grabaciones efectuadas con ella pueden ser una prueba útil en un proceso judicial derivado de las investigaciones policiales.

La cámara la opera un tercer ocupante del helicóptero, un mecánico --en este caso José-- que la maneja con una consola aparentemente compleja. Pero la imagen no depende solo de su interés, ya que tanto los pilotos en una pantalla delantera como los investigadores policiales en tierra pueden ver lo que está capturando el dispositivo. E indicar puntos de interés.

Al helicóptero se le pueden incorporar cámaras de visión nocturna o infrarroja. Por el momento no disponen de ellas, pero los agentes aseguran que no las han echado en falta. Han realizado incluso vuelos nocturnos sobre la ciudad y afirman que con el alumbrado existente es más que suficiente para sus misiones. "Además, no hay que olvidar que trabajamos coordinados con las unidades de Policía Judicial en tierra", explicaba Guillermo, turolense que ha podido volver a casa gracias al traslado de la unidad.

Los pilotos han de ser dos, por normativa de seguridad, y aprovechan para alternarse. "Vamos cambiando de roles, uno pilota y se encarga de las comunicaciones policiales y el otro está atento a las aeronáuticas", explicaba el aragonés.

Los vuelos del helicóptero son a menudo rutinarios --como aviso a quienes piensan lo peor cuando sobrevuela la ciudad--, pero pueden plantarse en cualquier punto de la ciudad donde salte un aviso en cuestión de un minuto, como pudo atestiguar este diario. El viernes se trató de una falsa alarma al saltar un aviso en un chalet. Pero si no lo hubiera sido, al ojo de halcón policial no se le hubiese escapado.