Once días en huelga de hambre. Y el panorama parece no tener una pronta solución. "No quieren negociar", asegura. El aragonés Óscar Román, profesor de Matemáticas en el colegio Gay Lussac, en la localidad francesa de Colombes, ha decidido poner fin a lo que considera un "atropello" y una "injusticia" hacia su persona tras ser citado para un consejo disciplinario por declararse en huelga el 14 de diciembre del 2014.

Lo hizo como protesta por la reforma de la educación prioritaria en Francia, un nivel de enseñanza destinado al apoyo de los alumnos en situación de desigualdad y que, por "culpa de los recortes", va a sufrir una reducción de horas. Por ese motivo, Román, su compañero Gari Pham --quien le acompaña en esta huelga de hambre-- y miles de trabajadores de la enseñanza del país alzaron la voz ante esta decisión que "daña especialmente" las condiciones de trabajo y perjudica a los estudiantes que se encuentran en riesgo de exclusión.

"Aquel día la huelga la hizo más del 80% de la comunidad educativa y es injusto tomar a dos personas como víctimas. Me acusan de tutear a un superior y de haberle bloqueado el paso al colegio, cuando ocurrió todo lo contrario. Entramos en una discusión, es cierto, pero ni hubo amenazas, ni contacto físico ni insultos. Lo más fuerte es que le negué el saludo. Así que rechazo todas esas acusaciones", explicó ayer a este diario Óscar Román.

Las consecuencias

Su voz al otro lado del teléfono suena firme. "Estamos fuertes. Nos controla un médico y de momento no hay riesgo de salud. Seguimos en lucha".

Durante el día, Román y su compañero Pham permanecen en el interior del colegio, pero cuando el centro cierra sus puertas continúan la huelga de hambre en una furgoneta. Compañeros y alumnos apoyan a estos dos profesores, cuya historia ha sido recogida por varios periódicos franceses y cuenta con una petición en la plataforma Change.org. "Me expongo a que me puedan trasladar de colegio, a que me bajen el salario a un nivel que me costaría recuperarlo unos 8 años y también me pueden mandar a mi casa, sin cobrar. Ese consejo disciplinario no tiene sentido. Es un tribunal que se reúne con poca frecuencia y lo hace para casos de robo o situaciones de violencia. Y nosotros no provocamos nada de eso. Es injusto", recalcó.