El proyecto de renovación del Parque Bruil pretende financiarse a través de los fondos de ayuda europeos del Programa Life. La ausencia de consenso entre el ayuntamiento y los colectivos vecinales ha retrasado la obra durante meses. Tal es así, que, ahora que existe un acuerdo entre las partes, la reforma debe llevarse a cabo antes de que finalice noviembre o el dinero comunitario se perderá. El respeto por la dinámica natural del terreno ha sido determinante en el acuerdo.

Sin embargo, según el ecologista Mariano Mérida, la decisión final todavía "no se ha comunicado a las asociaciones que participaron en el acuerdo". Es por eso que confía en que el ayuntamiento haya respetado las cuestiones que se plantearon, ya que tomó en sus manos las propuestas y se comprometió a llevar a cabo todo el procedimiento técnico necesario.

Desde el consistorio se aclaró que se han respetado las exigencias vecinales que impidieron que el anterior proyecto saliera adelante. Fundamentalmente se apuntó a un desencadenante: la proposición inicial no convenció por ser muy urbana y tener poco en cuenta el paisaje. Así lo confirmó Mérida: "Lo que propusimos fue que no consistiera en una remodelación típica de jardinería, sino que se contara con la dinámica natural del terreno".

EXIGENCIAS

El nuevo proyecto sostiene dos criterios clave. En primer lugar, respeto al río Huerva y a su cauce natural. La renovación, según el ecologista, se basará en una actuación "sobre la margen izquierda" en la que se "modificará la verticalidad de la orilla" y se construirá una "pendiente desde el parque hasta el río". De esta manera se favorecerá que, en el caso de que el caudal crezca, la parte izquierda se inundará más lentamente y no causará un gran impacto.

El otro punto fundamental del proyecto se centra en cómo los vecinos pueden disfrutar más del río. Mérida explicó que lo que se demanda es "un sendero de aproximación a la orilla que acompañe al paisaje de manera natural". La construcción consistirá en una plataforma de unos 40 metros cuadrados donde la gente podrá sentarse sobre una ladera verde y permanecer cerca del agua. Sobre todo, continuó el ecologista: "Teníamos claro que no podía ser una obra de cemento, no queremos que se convierta en algo impactante para el terreno".

Con el proyecto de remodelación en marcha, las previsiones son optimistas. Aunque queda poco tiempo para que el plazo de ayuda europea venza, Mérida declaró que confían en que "se pueda desarrollar la renovación a tiempo".