Zaragoza y Santiago de Compostela unidas por el eterno debate entre la libertad de expresión, los límites del humor o la sátira y la transgresión a los símbolos que hieren sensibilidades. Una discusión que ayer se centraba en la Virgen del Pilar y en cómo fue utilizada por el pregonero del Carnaval compostelano, Carlos Santiago Villaverde, para, metido en el papel del apóstol Santiago, hablar del tamaño de los testículos del santo, referirse a la Virgen como «puta» y a las felaciones que esta le hacía al patrón compostelano. Palabras que ya le reportaron un aluvión de críticas en la redes sociales y que ayer encendió a los zaragozanos.

Grosería e irreverencia para aquellos que, según informó El Correo Gallego, llegaron a abandonar indignados el pregón. Libertad de expresión para los organizadores, el Ayuntamiento de Santiago, y el alcalde, Martiño Noriega, de En Marea, que se colocó en el punto de mira del rechazo a esta ofensa.

Como el PP zaragozano, que no tardó en reaccionar. El concejal Pedro Navarro instó al alcalde Pedro Santisteve a que le exija respeto a «su amigo», Noriega, y una disculpa pública. A su juicio, la ofensa no se limita a los devotos, sino a todos los zaragozanos dado que la Virgen de Pilar es el «símbolo más universal» de la ciudad. «Que le llame y le pida que deje de ofender a los zaragozanos», declaró. En su opinión, la sátira «tiene unos límites» que son «el respeto y la libertad religiosa». Y recordó que cuando la insultó Willy Toledo «Santisteve se puso de su lado, en contra de lo que los vecinos pedían en una recogida de firmas».

«Al humor no hay que ponerle límites, y menos en carnaval». Así respondieron las fuentes oficiales de Alcaldía en el consistorio gallego, que añadieron que el alcalde «no se plantea pedir disculpas» aunque «respeta que pueda no gustar y todas las sensibilidades». En su opinión, el revuelo se debe a una «caza de brujas» contra este actor y dramaturgo local. «En el carnaval se ve un poco de todo», añadieron. Y aseguraron que desconocían su discurso «porque no se hace censura previa». Tampoco debían saber que en Zaragoza El Pilar no se toca. Esta frase surgió tras un atentando en la basílica y algunos ayer la rescataron.