Un estudio llevado a cabo por pediatras alergólogos del hospital Miguel Servet de Zaragoza demuestra que se pueden suprimir los síntomas de la alergia a la leche de vaca en bebés. Para ello, el equipo de sanitarios aplica la inmunoterapia oral desde el momento de diagnóstico, antes de que el lactante cumpla su primer año. Así, el niño va tomando el alimento de forma progresiva, con lo que se logra reducir los riesgos que supone la ingesta accidental a edades mayores y mejorar la calidad de vida tanto de los pequeños como de sus familias.

Los resultados de la investigación, pionera en el mundo, se presentaron ayer en el 41º Congreso de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) que se celebra hasta mañana sábado en el Palacio de Congresos de Zaragoza y que reúne a 400 especialistas en alergia infantil. Hasta el momento, la inmunoterapia oral con alimentos era aplicada solo en pocos centros españoles y a partir de los 2 años en algunos de ellos.

A LOS 5 MESES // Con este estudio, realizado con 251 lactantes con una media de 5 meses de vida, se demuestra que si reciben este tratamiento desde el primer día del diagnóstico el 98% de ellos consiguen la tolerancia antes del año. Además del Servet, también se ha llevado a cabo en el hospital Clínico, Obispo Polanco (Teruel) y San Jorge (Huesca). «La alergia a la leche afecta a 5 de cada mil recién nacidos, si bien es cierto que la incidencia se ha llegado casi a triplicar en los últimos años», aseguró ayer el doctor Javier Boné, presidente del comité organizador del congreso y miembro de la sección de Alergología Infantil del hospital Miguel Servet.

La alergia a las proteínas de la leche de vaca es la primera en aparecer y, en la mayoría de los casos, se desencadena con el paso de la lactancia materna a la artificial. «Hay dos tipos, la no mediada por IgE, que tiende a resolverse más precozmente en la infancia, y la IgE mediada que puede persistir hasta la adolescencia y más», afirmó el doctor.

El trabajo realizado en el hospital aragonés se ha llevado a cabo con lactantes con alergia IgE mediada. «El tratamiento habitual es la dieta de exclusión o evitación que, en el caso de la leche de vaca, no está exenta de riesgos pues está presente en muchos productos industriales alimenticios», indicó Boné, que añadió que, en estos casos, existen fórmulas especiales para lactantes que suplen con seguridad y valor nutricional a la leche de vaca. «Por ello, si nos adelantamos al momento en el que el niño empieza a consumir este tipo de alimentos, por ejemplo las galletas, es decir, a partir del primer año, evitamos alterar tanto su calidad de vida como la de sus familias por el miedo constante a una ingesta accidental».

En las reacciones mediadas por IgE, los síntomas aparecen entre minutos y dos horas tras la toma de leche de vaca, casi siempre antes de transcurrida una hora. La intensidad de las reacciones varía desde leve a reacciones que pueden comprometer la vida del niño como la anafilaxia. Los síntomas clínicos pueden afectar a piel, orofaringe, tracto respiratorio superior e inferior, sistema gastrointestinal y síntomas cardiovasculares.

«El objetivo es reeducar el sistema inmune para inducir la tolerancia. Por lo que, si lo llevamos a cabo antes de que cumplan el primer año, cuando su sistema inmunológico está en pleno desarrollo, las ventajas son mayores», apunta el doctor Boné respecto al tratamiento utilizado en Aragón, basado en la administración del alimento en cantidades mínimas y aumentando su cantidad hasta alcanzar la dosis objetivo.