Ver una columna de humo procedente del zaragozano campo de maniobras de San Gregorio es ya una trágica tradición. Lo saben muy bien los Bomberos de Zaragoza que, tal y como admiten, cuando el mercurio empieza a subir siempre hay una llamada en la sala de comunicaciones en la que alerta de una columna de humo procedente de esta zona.

En los últimos diez años se han producido más de 60 incendios en estas instalaciones creadas en 1910, que ocupan un total de 33.839 hectáreas y un perímetro de 108 kilómetros. Sus terrenos se extienden por los términos municipales de Zaragoza, Villanueva de Gállego, Tauste, Castejón de Valdejasa, Torres de Berrellén y Zuera.

Allí es habitual el uso de explosivos y proyectiles de fuego real, lo que conlleva un riesgo potencial de que se originen incendios que pueden extenderse incluso más allá de las vallas que separa el terreno civil del militar. El caso más grave de estas características lo recuerda bien Alfredo Zaldívar, presidente de la Comarca Ribera Alta, que vio como en el 2009 las llamas salieron de estas instalaciones militares, destruyendo 6.254 hectáreas. Entre ellas estaban 3.000 de arbolado que, en opinión de Zaldívar, era "lo único bonito de carácter natural que había en el pueblo". "Estamos en calma tensa, es verdad", mantiene.

El también alcalde de Remolinos admite que siempre que llega el buen tiempo recuerda aquellos fatídicos días en los que la descoordinación puso en peligro la tranquilidad de los municipios cercanos y, entre ellos, el suyo. "Fue un cúmulo de cosas, pero nunca se puede decir que no vuelva a ocurrir", recalca.

Después de este todo este tiempo, la zona que fue pasto de las llamas se ha ido recuperando "poco a poco", asevera, si bien recalca que el plan de reforestación es muy a largo plazo. No obstante, echa de menos que no se haya conseguido que los pastores limpien las lindes "porque no se dan cuenta que son unos cortafuegos naturales y que la limpieza es muy importante". "Defensa podría acreditar a los pastores o vigilarles de alguna forma, ya que es viable dentro de sus protocolos de seguridad", enfatiza. Muestra su esperanza en que hayan aprendido la lección, si bien señala que "aún les queda cosas por cumplir como no realizar maniobras cuando hay peligro de incendios, porque ellos dicen que no, pero lo vemos todos los días". "No hace falta usar explosivos para que pase algo", sentencia.