Hay que venderlo todo, cuanto antes, como sea y con la calificación que haga falta para ingresar cuanto más mejor. Esto es lo que decidió ayer el consejo de administración de la sociedad Zaragoza Alta Velocidad: poner en el mercado todos sus suelos en el entorno de la intermodal de Delicias y del Portillo para obtener liquidez. Todos los ingresos posibles pero para destinar hasta el último céntimo a devolver a los bancos los más de 360 millones de euros que les debe. Y con un problema añadido a las dificultades de encontrar comprador: saber que el precio de esos terrenos se ha devaluado ya un 60% y lo máximo que puede obtener por ellos son 214 millones, 150 menos de los que necesita.

Así se plantea la sociedad esta macrooperación, a la desesperada y con un objetivo claro que es reducir al máximo la aportación de recursos por parte de las arcas públicas, ya que su reloj con las entidades financieras sigue corriendo y cada año le supone un desembolso económico de decenas de millones de euros en créditos participativos.

NI SE ACORDABA La decisión la anunció quien preside ZAV, que no es otro que el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, como representante del 50% que representa el Ministerio de Fomento en esta sociedad (aunque una parte sea de Renfe y otra de Adif). Una ofensiva para generar ingresos de la que, por otra parte, no se verán beneficiados los proyectos pendientes de ejecutar. La Ronda Sur ferroviaria, la urbanización del Portillo, la renovación de la avenida Cataluña o el túnel de la A-68, deberán esperar a que haya "disponibilidad económica suficiente".

Hasta el 2019 tienen de tiempo para saldar su deuda con los bancos y, teniendo en cuenta que ayer Catalá ni siquiera recordaba que hubiera algún proyecto incluido en el convenio del AVE pendiente de ejecutar, es fácil prever cuál es la prioridad para Fomento. Por si fuera poco, el secretario de Estado apuntó incluso que ZAV había invertido "más de mil millones de euros" en la ciudad, que esta cifra incluso era más de lo necesario o asumible --"ha hecho mucho más de lo que debería", dijo literalmente-- y que ahora "esta deuda hay que cancelarla cuanto antes". Así que la prioridad son los bancos.

"Se han creado sociedades instrumentales a las que se ha ido endeudando con cientos de millones. Esto nos obliga a ser austeros", declaró el secretario de Estado. Un ya basta alto y claro que ya se verá cómo termina. De momento, ni siquiera las expectativas de negocio son las deseadas, ya que, según Catalá, estos suelos, medio millón de metros cuadrados entre residenciales, comerciales y para oficinas, ya no valen los 500 millones de hace más de un lustro. Ahora, "según la última tasación" realizada por ZAV, no superarían los 214 en el mercado.

¿Y con los 150 millones que faltarían para saldar la deuda qué pasa? "Lamentablemente habría que atenderlo con aportaciones de los socios (Fomento el 50%, la DGA el 25% y el ayuntamiento otro 25%), pero somos una Administración responsable", defendió Catalá, quien no escondió que había pedido tanto al Gobierno autonómico como el municipal que facilitasen cualquier posible recalificación a futuro de suelos que pudieran pasar de terciario a residencial o al revés. Como la operación en el Portillo para levantar una torre de viviendas de 20 alturas, una opción que él mismo confirmó como una de las posibles para generar ingresos. Lo marcará la demanda en el mercado, lo que más interés e ingresos genere. Aunque también confió en que, como ahora el mercado no cree que pueda absorber todo, con el paso de los años estos también aumenten su valor.

Y, mientras, a reducir gastos. Catalá anunció que ZAV dejará las oficinas del edificio El Trovador, por las que paga 50.000 euros, para irse a otras que puedan facilitar la DGA o el ayuntamiento; reducirá personal --tiene seis empleados-- y salarios --empezarán a realizar tareas a tiempo parcial--; y recortarán en todos los costes que supone su funcionamiento. Parece la antesala a una liquidación que no se hace porque no se puede, no porque no se esté deseando Fomento.