La comunidad campesina de Las Pavas, en Colombia, está feliz por haber recuperado unas tierras ocupadas y abandonadas por el narcotráfico. Hace un més se hartaron de la situación a la que les obliga la violencia y con la ayuda de la Asociación de Campesinos de Buenos Aires (ASOCAB) lucharon para construir su futuro en sus terrenos y volver a lo que perdieron.

"Esperamos casi dos años, pero ahora finalmente estamos aquí, en esta tierra que es nuestra y de nuestros antepasados, tenemos que festejar y dar gracias al Señor que nos ha dado la fuerza necesaria para seguir luchando" explica Misael, uno de los líderes de ASOCAB, según recoge su web (retornoalaspavas.wordpress.com)

Destacan que desde el primer día la comunidad ha trabajado sin descanso para transformar campos abandonados en un lugar seguro. "Hemos sembrado 60 hectáreas de maíz, además preparamos un huerto con tomate y cebolla", manifiesta Etni Torres, otro de los líderes.

Los campesinos extraen el agua para su consumo de dos pozos que construyeron con sus propias manos; duermen en cambuches cubiertos con plástico, en hamacas y en colchonetas suministradas por la Agencia de la ONU para los Refugiados.

En todo caso, no todo en la comunidad de Las Pavas son buenas noticias. Desde el mismo día del retorno, los rumores de una posible intervención violenta de la policía, así como las continuas amenazas y calumnias a algunos de sus líderes han tendido un velo de zozobra sobre estas familias.

Temores

"A veces tenemos miedo --admite Misael, pese a la colaboración de varios organismos-- porque a pesar de las promesas del Gobierno no podemos confiar. La última vez que nos expulsaron de Las Pavas, en julio del 2009, trabajábamos nuestras tierras tranquilamente desde hacía más de seis meses; y sin embargo fue el mismo Estado el que ordenó el desalojo y nos echó, destruyendo nuestras casas", informan.