La SGAE se ha limitado exclusivamente a poner de manifiesto el derecho de los legítimos propietarios a no autorizar la representación de esa obra. No ha habido "afán recaudatorio", antes al contrario, no se ha querido ni que se represente ni que se cobre la representación, dado que existe una exclusiva para su puesta en escena en Madrid. Por tanto, el único problema en este caso es el uso de obras protegidas sin la autorización de su legítimo propietario, no de importes económicos, y así lo hicimos saber a los responsables del taller en cuestión. Respecto a éstos, consideramos obligatorio que, en una formación de arte dramático, lo primero que deba hacerse sea concienciar sobre la necesidad de solicitar autorización a los autores de las obras que se quieran representar.