Una pérdida auditiva es una sensibilidad reducida a los sonidos que normalmente puede oír el ser humano, este umbral mínimo de audición está entre 0 y 20 dB. Si aumenta considerablemente este umbral a partir de 30-40 dB estaremos ante una pérdida auditiva. Existen distintos tipos y grados que, en la mayoría de los casos, pueden tratarse, bien por el otorrino o bien por un audioprotesista.

Uno de los tipos de pérdida auditiva más frecuente es la presbiacusia, patología asociada a un proceso natural que se va estableciendo progresivamente con el envejecimiento, al igual que ocurre con la presbicia o vista cansada. Las células ciliadas del oído interno van desapareciendo, lo que hace que empecemos a oír peor determinadas frecuencias. Los primeros signos en ocasiones pasan desapercibidos para la persona, pero no para sus familiares y amigos que sí van apreciando que no oye bien.

La presbiacusia es la patología más frecuente a partir de los 60 años después de la hipertensión y de la artrosis.

¿Cómo saber si se tiene pérdida auditiva? Con este breve cuestionario saldrá de dudas:

-- ¿Le resulta más difícil que antes entender lo que dicen los demás?

-- ¿Le parece difícil entender lo que se le dicen en voz baja?

-- ¿Cuándo le preguntan algo, responde "qué" con frecuencia?

-- ¿Tiene problemas para entender lo que dicen cuando hay ruido?

-- ¿Opinan los demás que escucha la televisión y/o la radio a un volumen demasiado alto?

-- ¿Tiene dificultades para hablar por teléfono?

-- ¿Tiene problemas para oír cuando le hablan desde atrás?

Si ha respondido "sí" a dos o más preguntas, es recomendable una revisión auditiva.

Existen además otros procesos que originan pérdida auditiva, como pueden, tapones de cera, otitis, infecciones puntuales, este tipo de pérdidas se suelen corregir cuando se le da solución al problema que la originó.

La hipoacusia inducida por ruido, es otro de los procesos más habituales que derivan en pérdida auditiva, está causada por una exposición prolongada a ruidos fuertes, lo que provoca una fatiga celular en nuestro oído interno. Si las células pueden descansar en ausencia de ruido se puede recuperar audición y el daño es reversible. Pero si este descanso no ocurre se produce la pérdida definitiva de las células. Es bastante frecuente en personas que por situación laboral trabajan con maquinaria a altas intensidades. El mejor tratamiento es la prevención, mediante el uso de tapones y cascos antiruido, aislamientos acústicos adecuados, descanso periódico y un control audiométrico continuado.

Tres millones de personas sufren en España pérdida auditiva. Un 80% de los casos pueden resolverse mediante la adaptación de un audífono.