El marco de referencia del juicio contra Arnaldo Otegi, Joseba Permach y Joseba Álvarez, que el viernes quedó visto para sentencia, trasciende con mucho el presunto enaltecimiento del terrorismo por el que son juzgados los tres a cuenta del mitin celebrado en el velódromo de Anoeta en noviembre del 2004. Más parece que el juicio en la Audiencia Nacional es la ocasión idónea elegida por el PP para apuntar a la figura de Felipe González y desenterrar la oscura historia de los GAL, y el momento no menos idóneo para el PSOE de subrayar que todo es discutible con los herederos de Batasuna si muestran explícitamente su desconexión de ETA. La maniobra de los conservadores reúne todos los ingredientes para manifestar su oposición a que el contencioso vasco encuentre una salida aceptable antes de las elecciones del 2012. Lo mismo se ajusta a sus propósitos sacar punta a las declaraciones de Jesús Eguiguren que presentarse como los únicos que no darán su brazo a torcer en la liquidación del problema vasco. Lo cierto es que ni el Gobierno ni el PSOE han manifestado propósito alguno de abrir las instituciones a la izquierda aberzale antes de que esta pruebe sin ninguna duda que no forma parte del entramado de ETA ni atiende a sus consignas. Es irrelevante remontarse al 2004 y preguntarse por la información de que disponía Eguiguren antes del mitin de Anoeta. Sí es relevante, en cambio, contar con instrumentos políticos que permitan tomar la temperatura a la situación en Euskadi, los planes de ETA y las perspectivas de futuro.