Algunos sectores sanitarios de Aragón sufren desde hace tiempo una serie de carencias asistenciales por falta de especialistas. Hay muchas plazas médicas sin cubrir, y el Salud achaca estas lagunas asistenciales a la falta de interés que muestran los profesionales por desplazarse a zonas rurales. El Salud tiene razón, pero sólo en parte. Es verdad que para muchos especialistas no resulta nada atractivo trabajar en el medio rural, por lo que desprecian las ofertas que les llegan a través de la bolsa de trabajo. Pero es más cierto que son las precarias condiciones laborales y la falta de incentivos económicos lo que les obliga a rechazar los contratos.

Es el caso de los pediatras de área, esos profesionales que tienen que hacer al cabo de la semana muchos kilómetros para atender a niños sanos, porque cuando los niños están enfermos los atiende el médico de cupo, como es natural. De manera que su excelente preparación no tiene más cometido que cumplir un protocolo de vacunas y controles, más propio de un buen servicio de enfermería. Y todo ello con contratos diarios que se pagan por horas. El Salud tiene la obligación de remediar esta situación: por los niños y, sobre todo, porque la demanda de pediatras en comunidades próximas es cada vez más elevada.