El sector de las dos ruedas, pese a descender el número de ventas, mantiene la fidelidad de un público zaragozano que ve estos vehículos como una opción más que acertada para desenvolverse por la ciudad. La aceptación del sector se sostiene por la reducción de los precios, que sirven como reclamo para el cliente, y ganan enteros las motos de mayor cilindrada.

Para Javier Calvo, que trabaja en un hotel del centro, está justificado el uso de su Kymco de 125cc: «Compré la moto hace dos años por comodidad. Además, no salgo de la ciudad por lo que una de 125cc es suficiente ». Calvo, madrileño acostumbrado al tráfico, lleva 22 años en Zaragoza y considera que es propicia para el uso de estos vehículos, por la facilidad para conducir y estacionar.

La misma opinión tiene Pablo Joven, que conduce la moto que compró su padre hace dos años. Joven es uno de los muchos conductores que se ha cambiado a las motos de 125cc, tras cumplir los tres años reglamentarios de carné de coche. Aunque su trabajo de socorrista no le permite hacer grandes gastos, admite que en un futuro le gustaría tener una moto propia. «Si tuviese más dinero me plantearía sacarme algún permiso y comprarme una de mayor cilindrada», aclara.

La gran cilindrada gana

El mundo del ciclomotor pierde atractivo para los que deciden comprar un vehículo de dos ruedas, por las limitaciones que le rodean. La mayoría se inclina por una moto de mayor cilindrada y destacan las de 125cc por su comodidad en la conducción urbana. Por ello, los ciclomotores no entran dentro de los planes de Pablo Joven. «No me llaman la atención porque tengo que hacer desplazamientos largos y salir a carretera», explica. El coche pasa a una segunda posición en una familia donde se acentúa el uso de la moto porque «consume menos que el coche y nos permite ahorrar más», explica Joven.

Carlos Pomar, comercial en una inmobiliaria, considera una ventaja poder 'callejear' con una moto. Tras vender su antigua motocicleta, hace un año, se replantea volver a las dos ruedas. La preferencia de Pomar pasa por la gran cilindrada. «Me compraría una de 400cc (alrededor de 5.000 euros), aunque quizás no es lo más idóneo», afirma.

La afición por la moto pesada es visible tanto en la calle como en los concesionarios. Algunos locales han retirado los ciclomotores de los escaparates, aunque los mantienen en el catálogo.

Los seguros y el asfalto

Antonio Train achaca la poca venta de ciclomotores al acusado paro juvenil. «Los padres ya no regalan a sus hijos una moto. Ahora la compran para ir a trabajar », aclara. Train se inició en este sector con 18 años. «He tenido siete motos y solo una era de 50cc», destaca. Afirma que un ciclomotor de marca vale casi como una de 125cc (en torno a 2.000 euros). Además, los seguros en estos vehículos ligeros son más caros, por el riesgo que supone que un joven conduzca. «Hace unos años era casi imposible asegurar estas motos. Tenías que ponerte tú de conductor para que saliera más barata. También me costó encontrar una compañía que le hiciera un precio decente a mi padre, que está en el pueblo», sostiene Train.

En los últimos años, Zaragoza ha incorporado el tranvía, mientras el sector del motor se queja de lo descuidada que está la pavimentación. Javier Calvo acaba de salir del taller al que ha tenido que acudir tras un percance con el asfalto. «Enganché una alcantarilla que no pude esquivar en el paseo Pamplona y empecé a perder gasolina », subraya. En el taller Motoquads, en el último mes atendieron seis motos con el mismo problema que el de Calvo. La poca adherencia es otro de los aspectos a mejorar. «Yo resbalé con la pintura cuando llovía, además iba despacio», asegura Train, padre del piloto aragonés de 16 años Toni Train, que compite en la categoría de Series 600.