Mayor cantidad y de alta calidad. Son, en general, los rasgos distintivos en los que prevé desarrollarse la vendimia en Aragón. De las cuatro denominaciones de origen protegidas (DOP) de la comunidad (Cariñena, Campo de Borja, Calatayud y Somontano), solo esta última estima una cosecha inferior a la del año pasado. Las tres restantes afrontan con optimismo esta campaña que se prevé muy buena y en la que esperan mejorar cifras de cursos anteriores. La cosecha aumentará conjuntamente en torno a un 16% respecto al año anterior, al pasar de 135 a 156 millones de kilos de uva, debido principalmente a la poca incidencia de la lluvia. Estas son las estimaciones que manejan a día de hoy las bodegas agrupadas en los consejos reguladores. En cuanto a la calidad no se pueden hacer mucha idea y únicamente desde Calatayud apuntan que será «excelente» ya que al estar a mayor altura las viñas, la humedad no ha afectado.

Solo la denominación oscense del Somontano espera que se diezme su cosecha. Según su presidenta, Raquel Latre, «el alto número de precipitaciones al final de primavera ha mermado la añada». Esto además les impidió acceder a los viñedos y dificulta la estimación ya que no saben «el nivel de desecación de los frutos». De todas formas asegura que va a ser una cosecha reducida respecto al año anterior en el que recogieron 15,5 millones de kilos, «y eso que esa ya fue baja». Entre las causas de este descenso, aparte del tiempo, señala a motivos fúngicos ya que se encontraron con «la aparición del hongo mildiu, una de las enfermedades más conocidas en la viticultura, que dañó el cultivo».

Inicio tardío/ Todas las demarcaciones de vino aragonesas se verán influenciadas por la climatología, que al ser menos calurosa que en el ejercicio anterior retrasará el inicio de la recogida. En el 2017, a estas alturas de agosto ya había varias DO que habían comenzado la vendimia, algo que se consideró excepcional y ligado al cambio climático.

Este año, solo dos denominaciones esperan iniciar la campaña en agosto. Es el caso de la de Somontano, que lo hará a finales de mes en pocas parcelas y «casi de manera testimonial», apunta Raquel Latre. También Campo de Borja, empezará a recoger parte de su cosecha la próxima semana, aunque la de uva garnacha y la cosecha principal arrancará a partir del 15 de septiembre, según el presidente de esta DO, Eduardo Ibáñez,

Cariñena, por su parte, iniciará la vendimia a mediados de septiembre, unos doce días más tarde de lo habitual y actualmente se encuentra en la fase del envero, cuando se produce un cambio en el color de las uvas, de forma que las variedades tintas se colorean con las antocianinas o pigmentos rojos y azulados, mientras que las variedades blancas se vuelven rubias o amarillas. Este proceso inicia la cuenta atrás para la recolección en unos 45 días. Ese tiempo o más tardará la de Calatayud, que debido a la altura de los viñedos (entre 700 y 800 metros) empezará a finales de septiembre. Por el tiempo que falta, el presidente de denominación bilbilitana, Miguel Arenas, no quiere lanzar las campanas al vuelo y advierte de que las previsiones pueden cambiar: «puede empezar a llover poco a poco y llegar a 15 millones de kilos o a granizar y perder todo».

El tiempo dirá si esas previsiones se cumplen, pero de momento a día de hoy los datos son los que son y por ahora lo que desprenden es positivo. Desde las tres denominaciones que esperan una cosecha superior se mostraban muy esperanzados. Calatayud confía en recuperar cifras de hace dos años y alcanzar los 14 millones de kilos, lo que supondría un 20% más que el año pasado (11 millones). «Estamos muy contentos», afirma Arenas.

En Campo de Borja el crecimiento de la cosecha será muy destacado. En concreto, espera alcanzar los 35 millones de kilos de uva, un 40% más (10 millones) que en el 2017.

En la misma línea se muestra Cariñena, que según su presidente, Ignacio Casamitjana, recogerá un 15% más que en los últimos diez años hasta llegar a los 93 millones de kilos de uva. Subrayó asimismo que los técnicos consideran que «el estado vegetativo y sanitario es muy bueno». Esta denominación es la mayor de todas con 14.000 hectáreas y constituye más del 50% de la producción total de Aragón bajo este marchamo de calidad.

Principales destinos / En cuando al destino de los vinos aragoneses, estos no se quedan solo en el mercado local y nacional, sino que cada vez viajan más lejos para llegar a distintos puntos de todo el planeta. A mercados clásicos como Reino Unido o Estados Unidos, donde siempre habían puesto sus ojos los caldos regionales, se han ido sumando nuevos países como la creciente China o Japón.

Algunas denominaciones dedican más de la mitad de su producción al extranjero. Campo Borja exporta entre el 70% y el 80% de su producción a destinos muy diversos, entre los que destacan mercados como el asiático o el norteamericano, al igual que ocurre con los vinos de Calatayud, cuya cifra de exportación aún es mayor: el 85%. «El mercado internacional cada vez se interesa más en nuestros vinos y eso es muy positivo», destaca Javier Arenas, presidente de esta última denominación.

La DO Cariñena vende en el extranjero el 68% de su producción, cantidad que se reparte entre Reino Unido, Alemania y Estados Unidos, principalmente. El Somontano, sin embargo, se centra más en el mercado nacional, al que dedica el 75% de lo que elaboran sus bodegas.

Crecimiento de Asia/ El lejano oriente es uno de los mercados que está ganando protagonismo. En concreto, las ventas de Cariñena a este destino crecen a doble dígito (en el 2017, un 13,7%) y alcanzan ya los cinco millones de botellas al año que se exportaron a trece países de esta zona. China lidera la clasificación (3.617.242 botellas, un 17,5% más), seguida de Japón (623.190, un 3,1% más) y Hong Kong (395.060, un 24,7% más). Otros países a los que llega El Vino de las Piedras son Corea del Sur o Emiratos Árabes.

Para captar la atención de este mercado, se realizan acciones comerciales como Vinexpo, una feria realizada en Hong Kong en mayo pasado y donde estuvieron presentes cuatro bodegas de Cariñena -Grandes Vinos, Ignacio Marín, Esteban Martín y Covinca-. Allí, visitantes y profesionales pudieron aprender más sobre los vinos.