La furia del Ebro es el título del suplemento especial que EL PERIODICO E ARAGON entregará mañana a sus lectores y que recorre en imágenes la fuerte riada que ha vivido el río en este mes de febrero, anegando miles de hectáreas de la comunidad. Se trata de un documento único de 24 páginas a todo color, con espectaculares imágenes de una crecida que ha hecho historia.

A través de la mirada de seis fotógrafos (Rogelio Allepuz, Angel de Castro, Eduardo Bayona, Chus Marchador, Javier Cebollada y Miguel Angel Latorre) se recorre palmo a palmo el cauce de un río que se desbocó de forma espectacular, ocupando el primer plano de la actualidad. La fuerza del Ebro es un testimonio para guardar. La primera imagen corresponde a la famosa regleta del puente de Santiago, que señaló hasta 5,76 metros de altura en el momento más alto de la avenida. En la primera plusmarca del Ebro en el siglo XXI, se alcanzó tres millones de litros por segundo, procurando una imagen histórica que atrajo a miles de personas que no quisieron perderse la fuerza del río, su enorme furia desatada.

"Implacable y bravo, el Ebro nos recuerda de cuando en cuando cuáles son las reglas de juego en el valle que lleva su nombre. Más de 40 años después de su último rugido, el río eligió febrero del 2003 para volver a mostrar su fuerza, cercando los pueblos unidos a su cauce (...)", destaca la presentación de la obra.

El temor en la Ribera Alta se palpó en escenas de Pradilla, desalojado con sus 600 habitantes; en el apurado Gallur; en los muros que cedieron en Novillas; los nerviosos combates con sacos terrero... La movilización general a lo largo de toda la geografia que cruza el Ebro, provocó un amplio despliegue de los dispositivos de seguridad. Todas las instituciones implicadas se volcaron en la tarea de protección.

Los daños se multiplicaron, al igual que el peligro. Las aguas demostraron su fuerza implacable y la fragilidad de muchas de las defensas. Miles de hectáreas quedaron devastadas y se solicitó la petición de zona catastrófica. Los reporteros gráficos y los periodistas de EL PERIODICO se mojaron con la riada, obteniendo las mejores fotografías y los testimonios de unos protagonistas abrumados, impotentes, por una avenida que dejó oír su rugido.