Las bibliotecas son su segunda casa, el lugar donde documenta el trabajo de su empresa. Esta usuaria fiel denuncia que los libros del Paraninfo se quedan fuera de juego por obras.

Posiblemente tiene el récord de carnets de biblioteca de Zaragoza. No es una afición, sino una necesidad. Isabel Estébanez trabaja en una empresa de actividades culturales que realiza las visitas teatralizadas en el casco histórico de Zaragoza, programas para colegios, colaboraciones con la red de museos municipales. Y eso supone un continuo recurrir a las publicaciones que se guardan en los centros de consulta de la ciudad, donde figura entre las más fieles clientas.

Este verano necesitaba un ejemplar del que dispone la del Paraninfo, y aún no ha podido conseguirlo. "Como sabía que estaban en obras, fui a la biblioteca María Moliner, la de Filosofía y Letras ---explica-- y pregunté como podía acceder a los otros fondos. Para mi sorpresa, me dijeron que hasta dentro de dos años, fecha en la que está previsto que acaben los trabajos, no se puede acceder a los libros que se guardan allí".

Isabel buscaba un libro para documentarse sobre Luisa Roldán, una artista del siglo XVIII que en un mundo de hombres llegó a ser escultora de cámara del rey Carlos II y trabajó también para Felipe V. "Aquí, en Zaragoza, sólo lo tienen en el Paraninfo. Si me voy a Sevilla lo puedo conseguir seguro, pero no me parece buena solución". No puede elegir otra obra; necesita precisamente ésa para llevar a cabo un trabajo de su empresa.

"Lo que me dijeron no me parece normal ni de sentido común, porque no pueden condenar los fondos de una biblioteca tanto tiempo que el edificio esté en obras. Así que he empezado a quejarme y he conseguido algunas respuestas, aunque tampoco veo que sean solución al problema", asegura.

Se enteró de que antes de iniciar los trabajos se trasladaron a otro centro el archivo histórico de la universidad, los fondos antiguos de los siglos XVI al XIX y las revistas y otras publicaciones de uso frecuente y de actualidad. "Pero el resto de los libros, a partir del siglo XIX, nada, se quedan encerrados por dos años".

Sugerencia

Ante los requerimientos de esta usuaria, el responsable de las bibliotecas de la universidad, Ramón Abad, sugirió que recurriera al préstamo interbibliotecario para acceder al libro, un sistema que permite acceder a los ejemplares de un amplio número de centros universitarios, tanto de Aragón como de otras comunidades.

El título que buscaba no estaba ni en Huesca ni en Teruel. Sí podía acceder a él pidiéndolo a instituciones de fuera, pero con problemas: "Con el préstamo interbibliotecario te traen el libro, pero tienes que pagar siete euros por volumen, más cinco euros por las primeras cuarenta fotocopias. Y lo peor es que en Zaragoza no te dejan llevarte el ejemplar a casa, tienes que consultarlo allí en dentro del horario de biblioteca".

La solución no convence a Isabel Estébanez. Primero, porque la universidad zaragozana está en las únicas siete, dice, que se niegan a prestar este tipo de libros, cuando hay más de cincuenta centros que sí lo hacen. Y además, recuerda, "Yo, como muchas otras mujeres, compagino el trabajo con las labores de madre de familia, y los estudios de documentación los hago cuando puedo a las seis de la mañana o por la noche".

Mientras se queja, enseña una decena larga de carnets de bibliotecas de la CAI, del ayuntamiento, de la universidad. "Estoy tanto en ellas como en mi casa".