Es lo que tiene ser una autonomía de Tercera, que te puedes permitir el lujo de montar tu selección de fútbol y jugar amistosos con otros combinados nacionales sin que nadie se rasgue las vestiduras ni clame por la perdida unidad de España. Aragón celebró los Santos Inocentes peloteando de tú a tú con el mismísimo Chile y no hubo nada. Eso mismo lo hacen los vascos o los catalanes y se arma un putiferio dialéctico (con perdón) de padre y muy señor mío.

Es muy consolador estar fuera de toda sospecha. Aunque me parece que a los españoles más periféricos y centrífugos casi les trae más cuenta ser permanentemente sospechosos y así estar siempre en el candelero. En esta era supermediática lo peor es que te ignoren, que es lo que nos pasa a nosotros incluso cuando organizamos partidos internacionales. Si no llega a ser por Aragón TV, el encuentro con Chile hubiese tenido un carácter semiclandestino (y aun así, con la niebla que había...). Bien mirado, quizás la única alternativa futbolera de las televisiones autonómicas sea montar algún tipo de campeonato o similar entre selecciones de las distintas naciones, realidades nacionales, nacionalidades, reinos, regiones e islas de España, amén de ciertos países cien por cien extranjeros. Porque ya sabrán ustedes que la FORTA (federación que agrupa a las teles públicas de las distintas comunidades) ha quedado fuera de los derechos para retransmitir la Liga, la Champions, la UEFA, la Copa y todo lo demás. Tiene guasa esto de que, ahora que los aragoneses estamos en el ajo radiotelevisual, venga la cosa de capa caída.

Así, puesto que aquí tenemos bula, podemos montar selecciones deportivas de lo que nos plazca. Y más si luego jugamos contra repúblicas centro y sudamericanas, que se hermanan con nosotros bajo el manto de la Virgen del Pilar, Reina de la Hispanidad. Tendremos espectáculo y nadie nos llamará separatistas. ¿Ven ustedes cómo la mansedumbre también tiene su justo premio?