De aquella presentación en el Salón de la Corona queda una foto a color (el presidente, vicepresidente y dos consejeros del Gobierno de Aragón uniendo sonrientes sus manos a las de los representantes de ILD) que hoy sirve de reclamo indirecto para el casino-banca-tienda virtual de Mark Campbell, el actual portavoz (se supone) del proyecto Gran Scala. Este ubicuo caballero ha lanzado a través de Internet un curioso invento que se parece a los sistemas piramidales como una gota de agua a otra. En su web se propone expresamente un enlace con la página de ILD. Allí, bajo el anagrama del pool, aparece aquella alegre imagen captada hace un año. La DGA se ha convertido en el principal gancho de esta abracadabrante historia. ¿Hasta cuándo va a durar la broma?

Anteayer, uno de los directores de ILD, Paul Stephan Allegrini, reapareció desplazando a Campbell del primer plano y anunciando que los suelos de Ontiñena ya están atados (¿cómo?) y que las obras de Gran Scala empezarán en el 2009 (¿por arte de magia?). Es una canción que no ha dejado de sonar durante los últimos trescientos sesenta y cinco días: la semana que viene, el mes que viene, el año que viene... Lo cierto es que en estos momentos ILD sigue sin tener terreno alguno en propiedad. Su implantación es tan virtual como el Goldenpot de Allegrini y Colus (casino virtual que reventó en Barcelona dejando un rosario de impagados) o como la isla tridimensional de Campbell.

La operación terrenos emprendida en Ontiñena con el entusiasta apoyo del Ayuntamiento de la localidad plantea numerosos interrogantes. El primero tiene que ver con qué tipo de contrato se propondrá a quienes deseen vender sus fincas. Si es como el que se planteó en La Almolda el tema va a tener guasa, pues allí ILD pretendía obtener poderes sobre los suelos aportando sólo una pequeña señal, para luego gestionar tanto la recalificación como los cambios legislativos que permitieran levantar Gran Scala y una vez obtenidas estas prebendas (y pagados los impuestos correspondientes por los propietarios iniciales) rematar la adquisición. O sea, comprar a pelotazo hecho. Una verdadera genialidad que, lógicamente, no cuajó. Otra duda razonable en Ontiñena tiene que ver con las mil trescientas hectáreas de propiedad municipal, que no pueden ser pignoradas así como así. Y todavía queda la pregunta del millón: ¿estará dispuesto el Gobierno de Aragón a recalificar a manta, crear una legislación a la medida de ILD y aportar infraestructuras de acceso y suministro ante un simple apalabramiento de los terrenos en cuestión y sin que los promotores de Gran Scala tengan un sólo metro cuadrado escriturado a su nombre?

La situación se ha llenado de equívocos. Para rematar este delirio, ILD ya no está sola en el intento. El pool sufrió antes de su presentación al público una especie de golpe de mano interno por el cual algunos de los inventores de Gran Scala se quedaron fuera de juego sin compensación alguna. Fue una maniobra de Los Corsos (Allegrini, Colus y el viejo André Guelfi, con la ayuda de Jaume Riera y Josep Carreras) contra Los Gafas (Fernando Muniesa y Josep Espadalé). Pero éstos han reaccionado y desde hace varios meses han ganado nuevos apoyos (o de eso presumen) y, lo más importante, parecen contar ya con suelo suficiente en una gran finca de varios miles de hectáreas ubicada en el término municipal de Villanueva de Sijena. Esperan a que lo de Gran Scala descarrile definitivamente para presentarse con un plan B. Su propuesta no tiene las desmesuradas proporciones de Gran Scala, sólo incorporaría media docena de casinos y se fundamentaría en el ocio adulto: música, deporte, aventura... O sea, que estamos a punto de tener dos neociudades por el precio de una. Henos pues ante otra cuestión peliaguda: ¿también este proyecto alternativo contará con el apoyo legal, las recalificaciones y las inversiones en infraestructuras que se han prometido a ILD? Esto se anima.

Volvamos a Gran Scala. A fecha de hoy sus promotores y auxiliares ofrecen, además de una notable opacidad y una falta de fondos propios clamorosa, un listado de sedes que parece un catálogo de paraísos fiscales y lavaderos de dinero negro. Luxemburgo, Beirut, Nicosia, Jersey, Malta... ¿Es normal que un gobierno democrático y civilizado firme protocolos con sociedades de semejante naturaleza? ¿Qué se espera de este tipo de gente? La DGA tuvo que salir como pudo del barullo del motor milagroso que le estaban colando Riera y Carreras. Sin embargo tal es el momento en que ninguna fuente oficial ha dicho esta palabra es mía respecto a la empresa chipriota Darlen LTD, a la que todos los datos accesibles relacionan con Guelfi "Dedé La Sardine", un famoso comisionista internacional condenado por la justicia francesa en el macrojuicio de la ELF Aquitania. Parece ser que esta circunstancia, como la aparente insolvencia de la trama societaria de Allegrini en Luxemburgo, no importa demasiado. Por lo visto, aún se espera que estos personajes vengan aquí con diecisiete mil millones bajo el brazo y en un abracadabra saquen a Aragón de la crisis.

En un año, ILD ya se ha reinventado varias veces. No sólo a través de supuestas ampliaciones de capital que han modificado su estructura interna, sino mediante sustituciones de sus cabezas visibles. Allegrini dejó paso a Campbell, aunque acaba de volver al primer plano. Spyland y Aquantica, los dos parques temáticos que inspiraron el arranque de Gran Scala, han quedado rezagados respecto a una nueva adquisición: la portuguesa Reallities Park, presentada como una gran multinacional cuando en realidad es un pequeño productor de entretenimiento infantil. El pool no ofrece nunca una foto fija y sus integrantes no disimulan que su objetivo no es construir directamente la neociudad, sino gestionar su venta a operadores que habrían de correr posteriormente con el gasto (en los contratos de La Almolda quisieron dejar abierta la posibilidad de que la compra definitiva del suelo pudiera hacerse por terceras personas a las que ellos cederían la opción). En el mejor de los casos éste es un negocio de "coge el dinero y corre". Lo malo es que el dinero ni está ni se le espera.

Gran Scala nació sin el apoyo de uno sólo de los grandes operadores internacionales de la hostelería, el juego y el ocio. Ahí continúa. La gradilocuencia que brota de cuando en cuando de los ocasionales portavoces de ILD no se corresponde con realidad alguna. Campbell asegura en su web que espera obtener beneficios de trescientos millones de euros con su isla virtual. También Goldenpot proponía un desarrollo de las ganancias que alcanzaría cifras millonarias. ¿Y?

Cada reinvención (incluida la escenificada estos días) parece tener un único objetivo: mantener el cada vez más precario y renuente apoyo del Gobierno de Aragón. Un apoyo que a estas alturas resulta incomprensible para cualquier persona que venga siguiendo de cerca este astrakanesco affaire. Y lo más absurdo es que todavía se justifique el tinglado (incluso por entidades serias como la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza) poniendo como excusa los puestos de trabajo y el desarrollo de nuestra Comunidad. ¿Pero qué puestos de trabajo y qué desarrollo si aquí sólo hay trapicheos, humo y presunciones?