Algunos vehículos no se atrevían a pasar todavía, y otros lo hacían tímidamente. Incluso había peatones que tardaron en darse cuenta de que ya circulaban coches. Así es como ayer se abrió de nuevo al tráfico rodado una de las vías centrales más transitadas de Zaragoza, el paseo de Gran Vía, ya concluídos los trabajos de renovación de infraestructuras y de instalación de la plataforma del tranvía.

Ocho meses después del comienzo de las obras, la esperada apertura reaviva dudas y cierto recelo entre conductores y ciudadanos de a pie, que no están muy seguros de que se vaya a descongestionar el tráfico en esta zona, si no más bien todo lo contrario al existir únicamente un carril en cada lado. ¿Qué pasará cuando los conductores de coches particulares tengan que esperar a que la gente se termine de subir al autobús? Esta es la pregunta que se hacían ayer muchos de los zaragozanos que estrenaron la nueva calzada. De hecho, la parada de un taxi o de un autobús ya provocó el primer día que se formaran filas de coches.

La espera, aunque fuera de pocos segundos mientras recogían o bajaban viajeros, empieza a generar malestar. Y es que evidencia lo que para los conductores es un punto débil: que haya un solo carril de circulación. Consideran que se generarán numerosos atascos, sobre todo cuando se recupere el tráfico habitual de la zona, después del verano.

Se trata de un temor que no es tal para el ayuntamiento. Es la idea que la teniente de alcalde de Servicios Públicos, Carmen Dueso, trasladó ayer a los ciudadanos en una visita improvisada a Gran Vía. No prevé problema alguno de saturación de tráfico en la zona, entre otras causas, porque la continuidad de vía no existe, puesto que el tramo ahora es muy corto porque acaba en Goya, por lo que continúa sin ser efectivo para quienes quieran salir de la ciudad.

Además, Dueso insistió en que "lo recomendable, incluso sin obras, es usar los cinturones de ronda, porque son mucho más ágiles y rápidos", y apostó por las vías alternativas a Gran Vía. Desde el ayuntamiento afirmaron que el primer día todo transcurrió "estupendamente", sin incidencias. El tráfico fue "fluido en todo momento".

AUTOBUSES Las líneas 20, 30, 40, 45 y 53 también recuperaron su paso por esta vía en sentido salida de Zaragoza, aunque con cierta dificultad en los giros, que obligaban a los vehículos a ocupar parte de la acera.

Desde la plaza de Aragón, estas líneas ya pueden avanzar por Gran Vía hasta las calles Marcial y Calatayud y desde allí, retomar el desvío actual por Baltasar Gracián y Arzobispo Apaolaza hasta la glorieta de Carlos V. "Así ya no daremos mil vueltas", comentaban algunos ciudadanos.

En Isabel la Católica la jornada se vivió con normalidad. Como el resto de vehículos, los autobuses circulan en sentido salida de la ciudad pero por la calzada más próxima al hospital Miguel Servet. En esa zona, tal y como ya sucede en Vía Ibérica, los usuarios tenían que utilizar las nuevasparadas provisionales sobre la plataforma del tranvía.

Las modificaciones, las obras y la reapertura también están en boca estos días de los conductores de TUZSA. Aunque estos aseguraron que aún es pronto para saber cómo irá el tráfico, si empeorará o no. A pesar de la incertidumbre, consideraron que los problemas llegarán "si la gente piensa que con la apertura se circulará mejor que antes", porque eso es lo que afectará entonces al transporte urbano, provocando embotellamientos en la zona.