Las últimas semanas de agosto han sido de todo menos vacaciones de verano para muchos estudiantes de Secundaria. Hay quien se ha perdido las fiestas del pueblo, varios días de playa o, simplemente, el hecho de poder disfrutar de un día de piscina en Zaragoza con los amigos. Pero no había tiempo para eso, porque el tiempo apremiaba y los exámenes de recuperación de septiembre --celebrados por segundo año consecutivo en estas fechas-- estaban a la vuelta de la esquina. "En dos días no te puedes aprender todo, así que tienes que sacrificar cosas. Es cuestión de organizarse", dice Fernando, alumno de 3° del IES Santiago Hernández.

Ayer y hoy son días de muchos nervios a las puertas de numerosos centros aragoneses, donde se estima que se presentarán cerca de 15.000 estudiantes de Secundaria --se calcula que un 30% de los alumnos de ESO suspendió alguna asignatura en junio--. Los repasos de última hora, las dudas y las ansias por ver el examen determinan 48 horas clave en el futuro de muchos de ellos. "Me juego pasar de curso. Hice mucho el vago durante todo el año", reconoce Pilar, que se presenta a tres exámenes de recuperación. "Hay momentos que piensas que tienes todo controlado y, de repente, cualquier chorrada te hace dudar y eso te crea inseguridad", señala Juanjo instantes antes de entrar a examinarse de lengua en el IES Félix de Azara. Precisamente, las materias troncales son las que más traen de cabeza al alumnado, puesto que quien suspenda tres asignaturas no pasará de curso si dos de ellas son lengua y matemáticas.

La suerte ya está echada para los estudiantes de Secundaria. Ahora, su testigo de nervios lo ceden a los alumnos de Bachillerato, quienes desean aprobar en sus pruebas de recuperación para tener una plaza en la Selectividad que comienza el día 10.