La tensión y el agobio se han apoderado de los centros educativos aragoneses. A las intensas tareas propias de cada final de curso --evaluaciones, memorias, promociones, admisión o matriculaciones-- se une, este año, la obligación de adaptarse a los nuevos requerimientos que impone la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE), la reforma que modificará la organización y funcionamiento de los centros. "Viene una revolución, mezclada con cosas que no cambian, por lo que se presume una etapa caótica", apuntan desde un colegio zaragozano.

Además de las nuevas instrucciones, la reforma cambiará, el próximo curso, el currículo de 1°, 3° y 5° de Primaria e introducirá la Formación Profesional Básica. Sin duda, estos dos cambios son los que más están afectando a colegios e institutos, que admiten su incertidumbre y que exigen al Departamento de Educación más información de forma inmediata."Falta una reunión clarificadora con los directores en las que se nos marquen las pautas concretas y definitivas en cuanto a, por ejemplo, la adaptación del plan de bilingüismo a la LOMCE. Echo de menos que todavía no se haya producido este encuentro, aunque dicen que será a finales de mayo", sostienen desde el equipo directivo del colegio Doctor Azúa.

PARA JUNIO

En principio, la Administración tiene previsto aprobar a principios de junio el borrador del informe de los nuevos currículos a principios de junio, con lo que su publicación en el BOA quedaría relegada hasta el 20 de ese mismo mes, lo que, según los centros, deja poco margen de maniobra. "Nos quieren vender que está todo cerrado, pero no es así y la tensión entre los docentes es patente y cada vez mayor", advirtió Santiago Vicente, director del colegio Zalfonada.

En este sentido, Vicente carga contra las modificaciones que afectarán a la programación educativa en Primaria, donde se ampliará el horario de materias troncales en detrimento de otras como Educación Física o Artística. "Es una aberración y peligroso que, en pleno proceso de madurez de los niños, se distinga de ese modo entre las materias", indicó Vicente, que, además, aseguró que ya hay profesores aragoneses que, de cara a esas pruebas piloto de Primaria y "para evitar que nadie les llame la atención después", están centrando sus enseñanzas en las asignaturas troncales para que los alumnos obtengan "un buen resultado".

Así, los docentes se resignan ante el "cacao" que prevén ante los numerosos cambios que están por venir y lamentan la repercusión en el alumno. "Habrá más repetidores porque no habrá tanto visto bueno ante circunstancias que influyan en el rendimiento, como una separación de los padres o el fallecimiento de un familiar", aseguró Vicente, que, en todo caso, asegura que "los docentes seguiremos dando respuesta a las necesidades de los alumnos, pese a que se nos pone a los pies de los caballos".

Los sindicatos también comparten la previsión de un final de curso y un inicio del siguiente "caóticos" y advierten de que "no es de recibo que se vaya a cargar todo sobre el profesorado porque, además, luego todo serán exigencias", indican desde un colectivo sindical, que censuró la "avalancha de notas e instrucciones" enviadas a los centros en las últimas semanas.

Ante lo que se avecina, los equipos directivos se esfuerzan en transmitir confianza a los profesores, aunque reconocen que no siempre es sencillo. "Surgen tensiones porque no todos opinamos lo mismo, pero somos conscientes de que la revisión de todos los currículos como consecuncia de la aplicación de la LOMCE obligará a trabajar duro en ese sentido los próximos años", apuntaron desde el Doctor Azúa, donde la principal preocupación de su equipo directivo se centra en el nuevo plan de bilingüismo. "Creo que se han quedado cortos porque ha de hacerse en las condiciones adecuadas y con recursos humanos suficientes con el envío de nativos a los centros y plazas acordes a esos perfiles, pero no está siendo así y eso, lógicamente, provoca tiranteces".

También los institutos afrontan con "incertidumbre" la nueva etapa. En su caso, la aplicación de la FP básica y la reordenación de ciclos también supone trastornos. "No hay un horario exacto para cada módulo y esa carencia de distribución, unida al mazazo que ha supuesto la supresión del ciclo de Comercio, que se lo han llevado a otro centro de la ciudad, nos preocupa porque no sabemos qué pasará con los compañeros", dicen desde la jefatura de estudios del IES Miguel Catalán, en la capital aragonesa.