La celebración del Compromiso de Caspe, una recreación histórica del acontecimiento que cambió la historia del Reino de Aragón, alcanzó ayer un brillante final ante no menos de 7.000 asistentes. Las farsas, pequeñas representaciones de aspectos de la vida medieval, se sucedieron a lo largo de la tarde, hasta completar un número de siete, ante el entusiasmo del público.

La ronda de farsas empezó con una pieza titulada Mercadería y coquetería, en el corralillo del barrio del Plano. Pero hubo más, entre ellas una dedicada a El bien morir, que tuvo lugar en la plaza de la soberanía nacional. Por no hablar de las farsas que trataron de los pregones, las brujas y la vida en la judería.

Pero eso no fue todo. Concluyó el mercado medieval, que ha sido uno de los mayores focos de atracción, y se celebró asimismo una gran partida de ajedrez viviente que atrajo a muchos aficionados a esta actividad intelectual que se desarrolló con figuras vestidas a la usanza del medievo. Además, el público pudo dirigirse a las numerosas tascas, tabernas y mesones montados para la ocasión por las calles del casco antiguo de Caspe.

Otro momento culminante, este a las 11.30 de la mañana, fue el desfile de las tropas de los tres reinos por los barrios de la localidad, un hito del Compromiso que también goza de la predilección de los espectadores.

Asimismo, por la mañana, se llevó a cabo un concurso de cocina sefardí, mientras que quienes buscaron un ambiente más bélico se inclinaron por la exposición de armas montada en la ermita de San Roque.