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BANDAS LATINAS

"Alguien tiene que parar esto"

La madre del joven apaleado el sábado por los Dominican Don't Play desvincula a su hijo del grupo rival y denuncia un acoso constante derivado de sus antecedentes familiares

"Alguien tiene que parar esto"

María (nombre supuesto), madre del joven apaleado el pasado sábado en Zaragoza, presuntamente por miembros de la banda latina Dominican Don't Play (DDP), denuncia el acoso constante al que se está viendo sometido su hijo. Sin motivo, asegura, ya que apenas sale de casa precisamente para evitar estos episodios.

"Alguien tiene que parar esto, algún día acabará con una puñalada", lamenta la madre. "Lo denunciamos todo, pero siguen en la calle", añade, esgrimiendo el fajo de querellas que llevan presentadas en los últimos seis años por las distintas agresiones y amenazas "en el colegio, en la calle y en casa".

María no oculta que sabe de primera mano lo que son las bandas. Su hijo mayor sí fue integrante de los Black Panther, y de hecho tuvo que volver a su Colombia natal para poder vivir en paz con su familia. Creía que con eso "protegía a sus hermanos", pero la táctica, visto lo visto, no ha funcionado. "Hubo una operación de registros de la Policía --en el 2013, con 31 detenidos en Barcelona y registros en otras ciudades, entre ellas Zaragoza-- y los disolvieron. Ahora no están, hay tres niños que dicen que son Panther, pero no existen", asegura.

Tampoco oculta la madre que, el pasado miércoles, acudió al juzgado de guardia para recibir a la salida a los dos DDP detenidos por agredir a su hijo. También fue el hermano mediano, que fue arrestado por la trifulca posterior en la que se intervinieron dos cuchillos.

Harta de la espiral de violencia, no le importan las medidas que se tomen mientras garanticen la seguridad de su hijo. "Que los encierren a todos si quieren, a mis hijos, que los deporten --llega a afirmar--, pero que no dejen que se maten".

Del acoso, según relata, no se libran ni en casa. Su marido ha tenido que responder a alguna llamada al telefonillo en la que los DDP gritan sus lemas, que ellos no saben interpretar. "No sé cómo lo hacen, pero aunque nos vamos mudando siempre averiguan dónde vivimos".

María no entiende cómo, con la retahíla de detenciones que acumulan los pandilleros, alguna incluso por tentativa de homicidio, pueden seguir libres. "La solución que me dan es que me vaya de Zaragoza, pero no es justo", lamenta.

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