El sol sonrió ayer a la Semana Santa zaragozana. Las beneficiarias fueron las distintas cofradías que salieron en procesión, entre ellas la Congregación de Esclavas de María Santísima de los Dolores, que partió de la iglesia de San Pablo, en pleno casco histórico, pasadas las 11.00 de la mañana.

El momento más delicado fue cuando el paso de la cofradía, la Virgen de la Soledad, abandonó el templo subiendo por una rampa que salva un desnivel de dos o tres metros, dado que San Pablo está por debajo del nivel de la calle. Al menos 12 personas empujaron la imagen y la encarrilaron hacia la iglesia de San Cayetano y, a continuación, la del San Nicolás, en medio de una gran expectación.

En la primera de ellas, se honró la figura del Cristo de la Cama, mientras que en la segunda toda la actividad litúrgica giró en torno al Santo Sepulcro. La nota más característica de la Congregación de las Esclavas, que data de 1866, es que está compuesta exclusivamente de mujeres. A menudo, sus integrantes llevan varias generaciones. Este es el caso de Pilar Lumbreras, de 18 años. "Me hicieron miembro de la cofradía mi madre y mi abuela, que también son de las esclavas", explicó.

La procesión, en la que intervinieron manolas y contó con miembros de otras congregaciones, se abrió paso lentamente por todo el casco antiguo al son de una campanilla que hacía tintinear una de las hermanas. En la misma toman parte los siete dolores de la Virgen, representados en sendos estandartes.