Vicente Guillén, consejero de Presidencia y portavoz del Gobierno de Aragón, afirmó ayer que gestos como el del concejal de Vivienda del Ayuntamiento de Zaragoza, Pablo Híjar, de comerse literalmente un recibo del Impuesto de Contaminación de Aguas (ICA), «rompen cualquier tipo de negociación», tanto sobre el tributo como en «otros ámbitos», porque «a nosotros nos gusta hablar con gente seria, la gente que representa los intereses de la ciudadanía, y no con payasos».

Hasta dos veces repitió Guillén el epíteto dedicado al concejal, que el sábado publicó un vídeo en la red social Facebook en el que se zampaba un recibo del polémico impuesto, alegando que como cualquier zaragozano (y aragonés), se lo tenía que «comer».

El consejero no ahorró en calificativos para este gesto, desde «lamentable» a «nefasto» u «obsceno», aunque tras haber declarado ante los medios que Híjar «rompe» la negociación al hacerlo, luego matizó que «yo no doy por roto nada. Constato que esta burla, este acto esperpéntico, no es la mejor manera» de encarar una conversaciones.

Un encuentro que, por ahora, sigue sin fecha, después de que el consistorio declinara la última ofrecida oficialmente, el pasado 17 de octubre.

VÍA DE APREMIO

Además, Guillén advirtió de que este acto es una llamada abierta a la insumisión fiscal. Y al respecto, recordó que «la DGA tiene obligación de cumplir la ley -volvió a recordar que fue aprobada en el 2014, bajo el mandato de Luisa Fernanda Rudi- y quien se niegue a pagar sabe que tiene algún problema añadido. Se pagará en vía de apremio, y con el consiguiente recargo». Por ello, juzgó que con este tipo de campañas y manifestaciones Zaragoza en Común «no solo está engañando, sino perjudicando» a los zaragozanos que, como el resto de aragoneses, tienen que «cumplir la ley».

El asunto del ICA aparenta ser un escollo insalvable en las relaciones del Gobierno de Lambán tanto con Zaragoza en Común, en su relación bilateral, como con Podemos en las Cortes, ya que es una de los cinco condicionantes de la formación morada para negociar los presupuestos del 2019. Pese a la anunciada voluntad de ambos partidos para reformarlo, partiendo de puntos de vista radicalmente distintos, no se acaban de sentar a discutirlo.

Y por lo visto en las últimas semanas, la cita no parece próxima. Ayer Guillén, como ya anticipó Lambán en la entrevista publicada el domingo por EL PERIÓDICO, reiteró que de no haber cambios durante el mes de noviembre, se verán abocados a prorrogar las cuentas de este año, ante el plantón tanto de Podemos como de IU, que también les acusa de recortes sociales a cuenta de las partidas de gasto bloqueadas para cumplir el Plan Económico Financiero.

Así, salvo giros de guión de última hora, la prórroga presupuestaria será una profecía autocumplida de Podemos, que lo apuntó como posibilidad en el debate del Estado de la Comunidad.