Las obras del regadío de Sarrión avanzan a buen ritmo desde que comenzaran en el mes de marzo. Esta actuación es un impulso para consolidar la trufa en la zona y responde a una demanda histórica que servirá para aumentar la producción en la comarca. Se trata de una infraestructura muy extensa y compleja, según detalló el director facultativo de la obra, Ricardo Ibáñez.

La construcción de la balsa superior ya ha finalizado y ahora se avanza en otros trabajos, como la colocación de las tuberías. «Gran parte de su trazado va por caminos para evitar afecciones a particulares, y todo eso hay que programarlo muy bien porque hay que tener los caminos abiertos y restituirlos en cuanto se pueda para que la gente pueda circular por seguridad», explicó Ibáñez.

Las obras se llevan a cabo en cuatro ejercicios y el plazo de ejecución es de 40 meses. En el 2020 se ejecutarán trabajos por un montante de 4,16 millones de euros y el convenio para la primera fase asciende a una cuantía económica de 15,3 millones de euros.

La fase de la construcción supone la creación de empleo en la zona, ya que entre los empleados de la empresa encargada, Tragsa, y los nuevos contratos, hay empleadas actualmente alrededor de 30 personas, muchas de ellas de la comarca de Gúdar-Javalambre.

Balsa superior construida

Los próximos hitos de la obra abarcan, por ejemplo, la construcción de la balsa principal. Ibáñez defiende que la infraestructura permitirá consolidar el cultivo de la trufa en la zona, «porque queremos apostar por la continuidad y la calidad en la producción», señaló. El regadío facilitará la gestión del recurso hidráulico, «es más fácil cuando es una comunidad de regantes que cuando son actuaciones particulares», indicó.

Asimismo hizo hincapié en que permitirá regar a pequeños propietarios, «para realizar una inversión como esta tiene que ser una finca muy grande y en las pequeñas sería imposible», apuntó.

Un total de 134 propietarios se beneficiarían de esta obra y la superficie total a transformar en riego es de 617,78 hectáreas, distribuidas en 929 parcelas. Además, se ampliará la superficie en producción hasta cerca de 1.000 hectáreas.

La gran mayoría de las parcelas que se transforman pertenecen al término municipal de Sarrión, pero se incluyen también pequeñas superficies de los términos municipales de otras localidades, como son Albentosa, Manzanera y Puebla de Valverde.

Una de las zanjas preparada para colocar tubería

El presidente de la Comunidad de Regantes de Sarrión, Manuel Doñate, ratificó el buen ritmo que están llevando las obras en la localidad durante estos meses, a las que acude asiduamente. La infraestructura es una demanda reivindicada en la zona desde hace unos veinte años, por lo que la firma del convenio el año pasado entre el Gobierno de Aragón y la Comunidad de Regantes de Sarrión fue un logro. «Era algo muy esperado y por lo que hemos luchado muchísimo», subrayó Doñate.

El presidente advirtió de la falta de lluvia durante este tiempo, creando afecciones en la producción de la trufa. E hizo referencia a la gran incertidumbre que está generando la pandemia de covid-19 en el sector, «esperando que la situación nos deje trabajar y podamos seguir adelante con todo», dijo esperanzado. Doñate desea que el producto tenga salida y aseguró que en la zona están «en vilo». «No sabemos lo que va a pasar, con el estado de alarma los restaurante están cerrados y es donde se consume, pero no solo en España, sino en todo el mundo», lamentó.

Las obras de regadío son una infraestructura muy esperada y ha llegado a ser una realidad en un año muy complicado, por lo que Doñate teme que se vea afectada. «Tenemos una ayuda del Gobierno de Aragón, pero nosotros tenemos que pagar mucho por hectárea porque es un riego muy peculiar, por lo que, al tener que aportar tanto dinero, con esto que nos está viniendo, no sé qué va a pasar», detalló.

Los trabajos en Gúdar Javalambre continúan, para lograr el impulso del llamado oro negro, que nace en Teruel y se expande internacionalmente.