El barrio zaragozano de El Gancho y el entorno de Pignatelli se han convertido en las últimas semanas en el foco de atención tras los numerosos incidentes ocurridos en sus calles. Altercados graves, con intervención policial, detenciones y mucha tensión y miedo en los vecinos de la zona que el domingo por la mañana les tocó vivir uno más. Tras el tiroteo en la calle Boggiero del domingo anterior y la pelea en la calle Camón Aznar entre dos mujeres que ejercen la prostitución en la vía pública de anteayer, la calle de Ramón Pignatelli amanecía con tres hombres subidos en el tejado de un edificio okupado, desde el que arrojaron numerosas tejas a la vía pública.

Acabaron detenidos, y ya van diez en siete días, y sin víctimas ni daños personales que lamentar, pero el susto y las horas de tensión para sus vecinos no se las quita nadie. De poco parece haber servido el operativo policial desplegado en la zona el pasado jueves en una macrorredada que acabó con la detención de cinco personas y la identificación de otras 370. En este nuevo incidente, los protagonistas eran tres jóvenes que, al parecer, se encontraban bajo los efectos del alcohol y las drogas. Fueron arrestados sobre las once de la mañana en este inmueble de cinco plantas ubicado en el número 67. Fueron trasladados a los calabozos de la comisaría del Actur, tras realizarles un reconocimiento en el hospital Provincial. Según Policía Nacional, el caso lo tramita ahora la Brigada de Policía Judicial.

Se ponía fin en el entorno de Pignatelli una nueva e importante operación policial, requiriendo la presencia de las unidades especiales de la Policía Nacional, los Grupos de Operaciones Especiales (GOES), la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) y el Servicio de Atención al Ciudadano (SAC). Además de efectivos del Cuerpo de Bomberos ante lo que, en un principio, parecía que se trataba de una tentativa de suicidio.

El aviso a la Policía se produjo por la mañana cuando los vecinos empezaron a oír ruidos. «Son unos magrebíes que han montado lío toda la noche y cuando ha llegado la Policía se han subido al tejado», narró una vecina. «Estaban muy pasados, de alcohol, droga o las dos cosas», añadió.

Pese a su estado, ninguno de los tres sufrió daños, e incluso se atrevían a gritar hacia la vía pública desde lo alto del edificio ante la llegada de Policía y Bomberos. En un momento dado, dos de ellos bailaron subidos en el tejado y uno se desnudó por completo. Al parecer, uno de los okupas portaba un cuchillo, con el que se habría autolesionado, según dijo otro vecino. Este habría presentado resistencia en el momento de ser detenido, lo que obligó a los agentes a desarmarlo a la fuerza.

Los hechos provocaron una gran expectación en la zona y numerosos ciudadanos se aproximaron a esta calle, acordonada para impedir el paso. Mientras, en los balcones estaban asomados los vecinos de edificios cercanos.

Solo un mes allí

Un grupo de vecinos del mismo edificio donde tuvo lugar el suceso estaba esperando en la calle Cerezo, próxima al inmueble. Uno de ellos aseguró que los individuos llevaban «solo un mes» viviendo allí. «Son continuos los ruidos y la música alta», dijo, lamentando los problemas que generaban. Al parecer, habían montado una fiesta durante la madrugada. «Son todos de la misma banda», manifestó Óscar Villanueva, portavoz de la Plataforma de Afectados de El Gancho.

Los primeros agentes que accedieron al edificio percibieron un fuerte olor, por lo que la Policía Nacional dio aviso a los Bomberos de Zaragoza al pensar que se podría haber producido un escape de gas. Sin embargo, esta suposición se descartó, al constatar que podía proceder de la acumulación de basura en un piso próximo.

Por otra parte, no consta que hubiera una orden de desalojo del piso okupado, por lo que esta acción no parece estar motivada por una protesta ante una inminente salida forzosa.

Los daños provocados en el edificio fueron importantes y las brigadas del Servicio de Limpieza Urgente (SELUR) se encargaron de retirar los numerosos cascotes de tejas y enseres como calzado deportivo caídos a la calle.

Solicitadas cuatro cámaras antes de presentar un plan de actuación

El Ayuntamiento de Zaragoza presentará esta semana su anunciado plan especial de intervención en el entorno de Pignatelli que está llamado a poner fin a los reiterados problemas que se producen. Lo dijo el alcalde, Jorge Azcón, en el debate sobre el estado de la ciudad, y hoy mismo podría darse a conocer a los grupos municipales de la mano del responsable de Urbanismo, Víctor Serrano.

El concejal de Ciudadanos también tiene previsto presentarlo públicamente esta semana, una estrategia integral desde un punto de vista urbanístico con el que se quiere poner fin a este foco de conflictividad en la convivencia vecinal. La regeneración de calles muy degradadas y espacios que requieren de un lavado de cara importante va dirigida a atajar un problema de orden público para el que, curiosamente, las medidas de vigilancia podrían considerarse escasas.

Concretamente, la más inmediata podría ser la instalación de las cuatro cámaras de videovigilancia para la que el consistorio ya ha solicitado permiso a la Delegación del Gobierno en Aragón en la última reunión, de la que salió el dispositivo que protagonizó la macrorredada del pasado jueves y en breve la colocación de las mismas podría hacerse efectiva. Aunque dada la reiteración de conflictos en la zona y la gravedad de los mismos quizá podría considerarse escasa. Lo ocurrido ayer quizá lleve al ayuntamiento a replantearse el número de cámaras que pide instalar en la zona. Para que no haya más sustos.