Una de las novedades que se contemplan en el borrador del Plan Hidrológico del Ebro es que todas las masas de agua de la cuenca tendrán fijado un caudal ecológico. Este aspecto es novedoso y sirve para cumplir un doble cometido: satisfacer un contenido ambiental y marcar una restricción previa antes de autorizar cualquier concesión. Los caudales ecológicos son aquellos en los que se establece la cantidad mínima de agua que debe llevar un río para preservar sus hábitats y ecosistemas. La única excepción a la fijación de estos caudales ecológicos es el río Siurana, que baja seco gran parte del año y desde el que se aplica un trasvase para dotar de agua a las cuencas internas de Cataluña.

El nuevo plan hidrológico contempla una red fluvial de 12.598 kilómetros que da soporte a 795 masas de agua, de las que 619 son ríos o asimilables a ríos y 176 lagos y embalses. A estas se añaden las 16 masas de agua de transición, que son aguas intermedias entre agua dulce y marina y 3 masas de agua costeras (en total, 814 masas de agua superficial). También se han identificado 105 masas de agua subterránea en una superficie de 55.090 kilómetros cuadrados, que supone el 84,5 % del total de la superficie de la cuenca. En el plan del sexenio anterior, tan solo se establecían caudales ecológicos para 69 de estas masas.

Asimismo, la capacidad de almacenamiento de agua en la cuenca, cuando se concluyan los embalses en marcha, habrá aumentado en algo más de mil cuatrocientos hectómetros cúbicos (algo más de tres embalses de Yesa al 100% de su capacidad) respecto a 2015. En total, se contempla que en el año 2027 haya un volumen de agua embalsada de 9.115 hectómetros cúbicos. Esto supondrá un 59 % de la aportación total de la cuenca, aunque si se descuentan los embalses hidroeléctricos, el volumen embalsado representa el 36 % de la aportación. El total de embalses con una capacidad superior a un hectómetro cúbico será de un hectómetro cúbico.

La sectorial de Medio Ambiente destina más de 34 millones a Aragón

La conferencia sectorial de Medio Ambiente repartió ayer entre las comunidades 511 millones de euros del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia . Aragón recibirá 22,3 millones, un 9% de una partida total de 237 para inversiones en conservación de la biodiversidad y los ecosistemas, restauración ambiental, gestión forestal sostenible, actuaciones en espacios naturales protegidos y en la mejora de las redes de abastecimiento. Aragón recibirá además casi cuatro millones de euros de una partida de 74 para intervenciones directas en los Parques Nacionales con el fin de conservar la integridad de sus valores naturales y sus paisajes, También se beneficiarán de casi 2,5 millones de euros las entidades locales y empresas que generen empleo ligado a la economía verde en las zonas próximas a estos parques. Además, habrá casi un millón para las reservas de la biosfera y 5,4 para preservar recursos hídricos. 


En el plan se actualiza además la valoración del estado con los datos de las redes de seguimiento correspondientes al periodo 2013-2018 aplicando nuevos criterios de valoración definidos por el ministerio en 2015 y 2020. El resultado es que el 69,7 % de las masas de agua superficiales continentales están en estado bueno o mejor, un porcentaje que resulta similar al del plan anterior.

Nuevas reservas naturales

Además, el plan para los próximos años contempla la declaración de seis nuevas reservas fluviales. Como reservas naturales fluviales se han protegido aquellos ríos o tramos de río de corrientes naturales, continuas o discontinuas, con escasa o nula intervención humana y en buen estado ecológico, en los que las presiones e impactos producidos como consecuencia de la actividad humana no han alterado su estado natural. Entre las nuevas reservas figuran varias aragonesas: el ibón de Cregüeña, en La Ribargoza, la laguna salada de Chiprana, en la provincia de Zaragoza, y los manantiales de San Julián de Banzo, en la Hoya de Huesca

Más control con las macrogranjas  y la agricultura por la contaminación

Según el plan hidrológico, del total de 105 masas de agua subterránea, 63 se encuentran en riesgo por contaminación difusa por nutrientes o contaminación química de origen agrario. De estas, 36 no alcanzan el buen estado químico por este motivo, siendo necesario adoptar medidas, entre las que se incluye la prohibición de realizar abonado en las riberas y excluyendo la autorización de nuevas granjas o ampliarlas en la zona de policía de cauces situados en zonas declaradas vulnerables y en reservas hidrológicas. El plan actualiza la información con las nuevas zonas declaradas, pasando de 28 a 50 zonas vulnerables, con una superficie del 14,2% de toda la demarcación.