La Asociación de Cafés y Bares, una de las organizaciones, junto con la Asociación Provincial de Salas de Fiesta y Discotecas, que recurrieron la entrada en vigor de la orden de Sanidad del pasado jueves, aseguró ayer que acatará el auto publicado ayer por el Tribunal Superior de Justicia de Aragón, en el que se vuelve a la situación impuesta por la DGA hace casi una semana. Sin embargo, el presidente de esta organización, Jose María Marteles, consideró que la forma de actuar del Gobierno de Aragón responde a un intento de «limitar la capacidad de fiscalización de sus decisiones por parte de los tribunales».

El presidente de Cafés y Bares opinó también que «hasta la fecha no se ha entrado en el fondo de la cuestión, que no es otro que la motivación suficiente y acreditada de la proporcionalidad de la restricción de las medidas que limitan el desarrollo de las actividades hosteleras, que sigue sin estar justificada». Del mismo modo, Marteles lamenta que «se tengan que dirimir en la esfera jurídica cuestiones que podrían y deberían resolverse en el ámbito político a través del diálogo y el consenso».

Y por su parte, desde la Asociación Provincial de Salas de Baile y Discotecas, aseguraron que «nosotros el ocio nocturno nos quedamos con un buen y gran sabor de boca porque por primera vez en 16 meses de pandemia hemos sentido el calor y amparo de una institución como el TSJA», que, aseguran, «dijo basta a la dictocracia y la ineptocracia de la DGA, aunque les hayan hecho rectificar».

A pie de barra

A pie de calle, eso sí, la contestación a esta polémica no fue tan mesurada. «Esto es un caos. ¿A qué hora tengo que cerrar?_Pues no lo sé. Ha sido revanchismo», decía Jorge Marset, del bar el Picadillo, antes del segundo auto del TSJA que se hizo público ayer. «Es una vergüenza. Han tenido tiempo de sobra para legislar y dejarlo todo claro. No puede ser que a estas alturas estemos así», lamentaba el camarero de un local en la plaza San Felipe. «¿Ahora qué hacemos?¿Mandar al erte a la mitad de la plantilla otra vez?», protestaba.

Y una vez publicado el auto judicial las dudas tampoco se despejaban: «Vamos a cerrar a las 23.00 porque no sabemos muy bien a qué atenernos. Estamos a la espera de información veraz, porque ayer cada uno te decía una cosa. Este julio y agosto lo damos por perdido, estamos preparando ya septiembre», lamentaba Arturo Tolosana, del bar Formidable.

Sobre el uso de las barras, Fernando García, del bar Memory, contaba que «la gente tampoco sabe muy bien qué se puede hacer y qué no, así que son pocos los que se acercan y se quedan en la barra». «A nosotros cerrar a las 11.00 no nos perjudica mucho pero para los restaurantes es una faena. Pero viendo las cifras de contagios entiendo que se tomen medidas», explicaba.