En los últimos años, las estafas bancarias online han sido la tónica habitual para los delitos de carácter tecnológico, el principal protagonista. El aumento de casos es de un 300% durante la pandemia, según señalaron desde la Unidad de Delitos Informáticos de la Jefatura Superior de Policía de Aragón. El abogado Juan Romero Ruiz de Vargas, del bufete de Valentín Romero (Zaragoza,) explica que «es relativamente sencillo» ejecutar estas estafas porque «no requiere de una formación específica y es difícil de encontrar por el anonimato de internet». Además, se suma «a la dificultad económica y la necesidad», por lo que es fácil que siga creciendo, añade Ruiz de Vargas.

En su situación concreta atiende dos casos. El primero de ellos es una estafa de phishing a una empresa zaragozana. A través del correo y aprovechando el fin de semana, «accedieron al ordenador central de la empresa, copiaron facturas y membretes y autorizaron extracciones por valor de 135.000 euros, de los que el banco consiguió parar 25.000». Es decir, la pérdida económica fue 115.000 en menos de una semana. 

Al final, quienes son condenados son los llamados muleros (quienes ponen sus cuentas como intermediarios, asemejándose a la gente que introduce la droga en las fronteras y a los que añaden otro delito de blanqueo de capitales). El primero de los pasos que ejecutan es extraer el dinero y una vez que ya lo tienen en su posesión, este se envía al extranjero y ya ahí «es casi imposible, por no decir imposible, de recuperar», recalca el letrado.

El primero de los casos con los que trabaja este despacho de abogados en Zaragoza es el de la empresa, pero hay más. La otra estafa tiene que ver con una persona de avanzada de edad de la capital aragonesa. Son colectivos más vulnerables y los delincuentes saben perfectamente que es un blanco más fácil, aunque actualmente es fácil caer en la trampa, debido a que los mensajes que se reciben están muy bien trabajados. 

En este caso, la persona afectada fue contactada por teléfono. Le ofrecieron un antivirus y un enlace de descarga para, supuestamente, acceder a la oferta. Fue entonces cuando tomaron contacto de su ordenador y sus contraseñas de acceso, sustrayendo en menos de dos días 10.000 euros a un monedero digital. Según informa Ruiz de Vargas, la cuenta bancaria de la víctima no se bloqueó a pesar de que solicitó la acción a su entidad, dejando vía libre a los delincuentes. «El hecho está ahora denunciado», confirma el abogado.